El joyero de Ayala, imputado por lesiones tras declarar ante la jueza

Madrid,

S. R.- La jueza del Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid, que lleva el caso del atraco ocurrido el sábado 16 de febrero en la joyería Arum de la calle Ayala 46, y que el martes 18 decretó prisión sin fianza los dos atracadores, por presuntos delitos de robo con uso de arma peligrosa y lesiones, ha tomado declaración este miércoles día 19 al dueño de la joyería, Guillermo C.T, en calidad de imputado y acusado de tentativa de homicidio.

Tras declarar durante más de una hora, en una sesión en la que su hija declaró como testigo, la jueza, que pudo ver las imágenes del robo, le ha dejado en libertad bajo la imputación de lesiones.

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A la salida del juzgado, el abogado del joyero ha dicho que “la utilización que hizo del arma” fue “absolutamente legítima” y que su defendido está “hecho polvo” por lo sucedido.

El letrado ha confirmado que la licencia de armas en vigor es de su hija (también dueña de la joyería) y la tenía en regla, a diferencia del joyero que realizó los disparos, que no la tenía prorrogada.

Robo de película

Los hechos tuvieron lugar seis minutos antes de las 10.00 horas de la mañana del sábado 16 de febrero cuando dos ciudadanos serbios de unos 30 años irrumpieron en su joyería y, tras hacerse pasar por clientes, hablando en inglés e interesándose por unas joyas, amenazaron a los propietarios: el dueño y su hija.

Uno de los atracadores disparó al dueño con una pistola Taser, de descargas eléctricas de 80KW, pero la descarga no se produjo al no dar a la víctima con los dos bornes. Y el joyero pudo defenderse disparando con el arma que tenía en la joyería, animado por su hija que le gritaba “papi, dispárales”, según se escucha en las grabaciones de seguridad, que grabaron la escena desde cuatro ángulos.

Mientras, la hija del joyero roció a los atracadores con un aerosol de pimienta. Y entre los dos lograron hacer huir a los ladrones.

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El Grupo VI de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía estudia el caso, con las pruebas recogidas por sus compañeros de la Policía Científica.

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