L. Torres.- El Ayuntamiento de Madrid ha inaugurado este lunes 3 de marzo de 2014 una placa junto al portal de la calle Samaria 10, en el distrito de Retiro, en honor al escritor y pensador Antonio Mingote, alcalde honorario del Retiro, fallecido el 3 de abril de 2012.
“El genial Mingote nunca dijo adiós a Madrid: vive entre nosotros, con su memoria y su obra. Y su recuerdo será siempre imborrable para Madrid y los madrileños”, ha dicho la alcaldesa, Ana Botella, al descubrir la placa.
Mingote, natal de la localidad barcelonesa de Sitges, llegó a Madrid en 1944. En 1995 recibió la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Madrid, y en 2010 obtuvo la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, por su servicio “leal y fiel” a la capital, de la que decía que era una “mujer no demasiado guapa, pero sin la cual no se puede vivir”.
Admirador del Retiro
El artista, que realizó más de 100.000 dibujos durante su vida, paseaba a diario por las calles y bulevares del distrito, hasta llegar al Parque del Retiro, que tanto disfrutó.
“Cada día, amanecía Mingote a las seis de la mañana. Caminaba por las calles y los bulevares, paseos y parques, se recorría media ciudad, y veía salir el sol. Iba siempre bien arropado con un lápiz y un cuaderno, se sentaba a desayunar, y entonces esbozaba los primeros trazos del dibujo con el que al día siguiente nos desayunaríamos todos sus admiradores”, ha leído Botella.
Mingote conocía cada centímetro de tierra de estos jardines, lo tenía grabado en su memoria, e incluso llegó a escribir la ‘Historia del Parque del Retiro’, con planos y detalles de cada estanque y paseo, palacete o merendero, que guardó en su escritorio y que nunca publicó.
La que sí vio la luz, con un enorme éxito y que tuvo que ser reeditada en varias ocasiones, fue su espectacular obra sobre nuestra ciudad, ‘Historia de Madrid’, una guía impagable para conocer el devenir de la capital desde la Prehistoria a Felipe II, desde Cervantes a la modernidad.
Mingote convirtió Madrid en un museo, sobre todo, con los motivos dieciochescos que pintó para las enormes lonas que cubrieron la Puerta de Alcalá durante su restauración en 1992, y cuyos originales se conservan en el Museo de la Ciudad. Dos años después, dibujó una lona de inspiración marinera para la restauración de la fuente de Neptuno.
Ahora, una placa le recuerda en su barrio y una estatua se levantará en su honor en su parque favorito.
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