FOTOS Así es la nueva Plaza de España

Madrid,

Más de tres años después de que el proyecto del Ayuntamiento de Madrid gobernado entonces por Manuela Carmena para remodelar la Plaza de España y su entorno recibiera el visto bueno de la Comisión Local de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, los madrileños pueden disfrutar de nuevo la Plaza de España de la capital.

Se ha reabierto al público el 22 de noviembre de 2021. Se trata de un espacio de más de 70.000 m2 que integra todos los modos de movilidad, pero que prioriza al peatón.

Uno de los objetivos fundamentales de la reforma ha sido la peatonalización del eje Bailén-Ferraz para materializar la conexión entre los valiosos espacios públicos de este entorno que hasta este momento habían estado segregados.

De esta manera, las infraestructuras subterráneas creadas permiten no solo la permeabilidad peatonal y ciclista desde la plaza de Oriente hasta la plaza de España y al Templo de Debod, sino también la conexión con los jardines de Sabatini, el Campo del Moro e incluso Madrid Río. La nueva plaza se convierte así en la puerta verde a una malla transversal que procede del río Manzanares y establece un punto de penetración medioambiental hacia el centro de la ciudad. Una calidad ambiental que se ve, además, potenciada con la plantación de más de 1.100 nuevos árboles.

Un túnel transformador

La gran transformación de este espacio ha sido posible gracias a la canalización de la circulación rodada a través de un túnel que permite trasladar el tráfico al nivel inferior del paso elevado construido en los años 60 y ganar el espacio en superficie para el peatón.

El túnel resultante de la reforma conecta el tráfico rodado desde la calle Bailén hasta la de Ferraz. La parte nueva de ese túnel es continuidad del ya existente y va desde el inicio de los jardines de Sabatini, en la calle Bailén, hasta la calle Ferraz, más allá de Ventura Rodríguez. La unión de ambos túneles genera una infraestructura subterránea de más de 1.150 metros desde su entrada en Bailén, a la altura de la calle Mayor, hasta la salida de Ferraz. Además, tiene conexión con la cuesta de San Vicente, lo que permite dirigirse tanto a la M-30 como hacia la Gran Vía.

Movilidad ciclista

La mejora de la movilidad ciclista es otro de los ejes del nuevo espacio, ya que conecta de manera segregada los ejes norte-sur y este-oeste del ámbito. La senda bici segregada, que discurre sobre un área a la que no tiene acceso el vehículo privado, conecta la calle Ferraz con la calle Bailén, cosiendo los ciclocarriles de la calle San Quintín con los de la calle Ferraz y el paseo del Pintor Rosales. Por su parte, el otro eje ciclista este-oeste conecta la cuesta de San Vicente con la Gran Vía a través de un carril segregado que se desarrolla junto a la calzada bajo la plataforma peatonal.

Esta configuración convierte la plaza de España en un conector de redes ciclistas capaz de unir los itinerarios que hasta ahora se encontraban desconectados. De esta manera, ningún movimiento queda desprovisto de la posibilidad de ser recorrido en bicicleta. En total, se han implementado más de tres kilómetros de vías ciclistas en calzadas y casi 400 metros de senda ciclista sobre espacios sin automóviles.

Una plaza accesible en la que se han integrado los hallazgos arqueológicos

Hasta ahora, la plaza carecía de medidas que posibilitaran los movimientos seguros de personas con movilidad o visión reducida, limitación cognitiva o cualquier otra discapacidad o diferencia. En este sentido, era un espacio obsoleto. La nueva plaza de España, sin embargo, cuenta con las condiciones necesarias para garantizar su uso integral por parte de todo tipo de personas, independientemente de sus capacidades.

Además, el proyecto integrará la mayor parte de los restos arqueológicos encontrados durante las excavaciones para la construcción del túnel Bailén-Ferraz, como las dos plantas del Palacio de Godoy y los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales junto a los actuales jardines de Sabatini, así como los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil. Estos restos no solo podrán ser visitados por ciudadanos y estudiosos, sino que además se implementará un itinerario arqueológico y se construirá un centro de interpretación de la cornisa monumental para explicar y ayudar a comprender la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento.

El lunes 22 de noviembre los madrileños podrán pisar por fin su famosa plaza.

El proyecto se había presentado un año antes de recibir el visto bueno de Patrimonio.

Pero en junio 2019, último mes de Carmena como alcaldesa, las obras tuvieron que parar “porque el consistorio no ha realizado control y seguimiento arqueológico y paleontológico de los movimientos de tierras”, alegó la Comunidad de Madrid.

Por fin, este mes de noviembre, la plaza recuperará su uso para disfrute de todos los madrileños y turistas.

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