J. V. Martínez Gil*.- Armando Morales demostró este sábado su experiencia con gran peso escénico y personalidad arrolladora. Su destreza en el manejo de las manos y las voces es maravillosa. Aparece y desaparece de escena magistralmente. Juega con maestría para sostener el diálogo con el público a través de una conversación escénica siempre fresca y alegre. Tiene una mezcla de ternura y firmeza bien integradas. Nos enseña que es feliz porque sabe que es feliz en escena. Los títeres dejan ver que le necesitan. El Maestro de los títeres da toda una lección de calidad, de control y de pasión. Tiene el corazón en sus manos, por eso sus creaciones están vivas.
Todo en Caperucita Roja, por el Teatro Nacional de Guiñol de Cuba, dentro del Festival de Titirilandia, este agosto en el Parque de El Retiro de Madrid.
Lázaro Hernández tiene una energía prodigiosa y un talento incuestionable. Proyecta habilidad, talento, pasión. Juega con los títeres como si fueran parte íntegra de su cuerpo. Sus registros vocales, tanto en matices y cambios, aunados a un volumen firme y poderoso hacen un verdadero placer su presencia. Y maneja su gestualidad con una alegría desbordante.
El espectáculo fue fulgurante. Disfruté desde la aparición mágica de los dos artistas hasta los merecidísimos y largos aplausos del final. Gran dinámica, agilidad y gracia, belleza, provocación y expectación, argumento de maestros, todo estaba ahí expuesto para hacernos felices con un espectáculo de títeres de suprema calidad. Una Caperucita Roja nueva, refrescante, original y desternillante. Y tierna, por supuesto.
Los títeres diseñados por Morales, obras maestras. No puedo referirme a ellos como títeres o muñecos, porque para mí existen por sí mismos. Al verlos de cerca comprobé lo que vi desde la repleta grada: que estaban vivos, y que su creador los gestó. Bellísimas criaturas.
El público, niñas, niños y adultos, felices de principio a fin igual que yo. Y privilegiados. Hemos tenido la oportunidad de refrescarnos en una calurosa tarde de verano con el espectáculo de títeres de Armando Morales y Lázaro Hernández, irrepetible por grandioso. Por admirable e inolvidable.
* José Víctor Martínez Gil (México) es director Ejecutivo de la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE).