Condenado a 15 años de cárcel el ‘caníbal de Ventas’

Madrid,

El 21 de febrero de 2019 la Policía acudió a su casa. Una amiga de su madre acaba de denunciar que llevaba un mes sin verla y que sospechaba de que su hijo, violento y con problemas mentales, pudiera estar tras esta desaparición.

Al entrar en el piso, los agentes vieron que el joven, de 26 años, estaba cocinando partes de su madre, que había cortado con una sierra de carpintero y dos cuchillos. Les dijo en ese momento que lo hacía como “las tribus caníbales”. Dos días después, el 23 de febrero de 2019 ingresaba en prisión, donde permanece desde entonces.

El 20 de abril de 2021, dos años y dos meses después de los hechos, comenzó el juicio contra el “caníbal de Ventas”, que declaró que no recuerda haber descuartizado ni comido partes de su progenitora.

El 6 de mayo de 2021 un jurado popular le declaró culpable de un delito de homicidio sin apreciar que sufriera un brote psicótico.

Y el 15 de junio de 2021, la Audiencia Provincial de Madrid le ha condenado a quince años y cinco meses de cárcel por matar, descuartizar y profanar el cadáver de su madre, a quien desmembró con un serrucho ingiriendo parte de sus restos cadavéricos cocinados y crudos. La condena impuesta, de 15 años y cinco meses de prisión, es la misma que solicitó la Fiscalía de Madrid en su informe final.
Se considera probado que Alberto S.G. no tenía sus facultades mentales anuladas en el momento de los hechos, por lo que cumplirá sentencia en un centro penitenciario.

Hechos a juzgar

A finales de enero o a principios de febrero de 2019, Alberto S. G., de 26 años de edad y vecino del barrio de Ventas de Madrid discutió con su madre y, tras un enfrentamiento verbal, se dirigió hacia ella “sujetándola fuertemente por el cuello, y con el propósito de acabar con su vida, le presionó fuertemente con sus manos hasta lograr estrangularla, causando su muerte por asfixia“.

A continuación,  trasladó el cadáver hasta el dormitorio de la vivienda y lo colocó sobre la cama “con el propósito de ir haciendo desparecer su cuerpo”.

Para ello procedió a su descuartizamiento empleando una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que tenía en la misma casa.

Una vez troceado el cuerpo, se fue alimentando “en ocasiones” durante unos 15 días de los restos cadavéricos, “guardando otros restos en varios recipientes de plástico por la vivienda y en el interior de la nevera que había en el domicilio, arrojando también algunos de ellos a la basura dentro de bolsas de plástico”.

Declaraciones

Alberto S. G. ha declarado que “oía voces en su cabeza” para que matara a su madre y que escuchaba “mensajes ocultos” en la televisión.

Oía voces desde los quince años, “voces de vecinos, de conocidos, de famosos”.

Empezaron en el parque cuando sus amigos se reían de él, empezaron a tener “paranoias”.

Durante el mismo juicio ha declarado que estaba escuchando esas voces de conocidos.

Afirma que tenía discusiones habituales con su madre al ser consumidor de alcohol y hachís.

“Discutíamos por tonterías pero a veces nos llevábamos bien”, ha narrado el acusado, quien solía acudir a una casa okupa a consumir drogas. Su madre le solía cobijar al no querer que se quedase en la calle “por pena”.

Alberto S.G., que toma medicación, ha señalado que solía fumar “canutos” y “ver televisión”, escuchando mensajes ocultos.

Sobre el crimen, no recuerda nada de lo sucedido pero sí recuerda que las voces le decían: “mata a su madre”. “Te voy a descuartizar”, escuchaba en su cabeza.

También ha relatado un episodio en el que su madre le llevó al centro psiquiátrico del Hospital de La Princesa, “supongo que para ser abandonado”.

Era habitual que estuviera ingresado en psiquiátricos.

Piden para él 15 años y cinco meses de cárcel

El asesino confeso se enfrenta a una petición fiscal de quince años y cinco meses de cárcel por un delito de homicidio, penado con penas que oscilan entre los doce y los veinte años, y otro de profanación de cadáveres.

En su caso, se le agrava la petición de pena por la circunstancia modificativa de responsabilidad penal de parentesco. En su escrito de acusación el fiscal le reclama también una indemnización de 90.000 euros para su hermano.

Así lo contamos en Zonaretiro el 21 de febrero de 2019

Un joven de 26 años descuartiza y empieza a comerse a su madre en el distrito de Salamanca

Este jueves 21 de febrero de 2019 una amiga de Soledad, de 66 años, se dirigió a la oficina de denuncias y atención del ciudadano del distrito de Salamanca e informó de que llevaba un mes sin saber nada su amiga y que estaba preocupada porque un hijo de ésta, Alberto, la agredía y padecía problemas mentales.

Una patrulla se dirigió al domicilio de la mujer y, tras acceder los policías al mismo, tras preguntarle al joven por su madre y responderles éste que estaba en casa, que había fallecido, se encontraron a la mujer descuartizada y sus restos metidos en tuppers.

En ese mismo momento, procedieron a la detención del hijo, de 26 años que se encontraba en el interior de la vivienda y que les confesó que se había comido partes de su madre y que había alimentado a su perro con otras.

La mujer era vecina de la calle de Francisco de Navacerrada del barrio de Ventas, entre el Parque de Eva Perón y la plaza de toros.

Madre e hijo vivían juntos.

Su hijo tiene 12 antecedentes policiales por maltratar a su madre.

Los vecinos han declarado que el hijo padece una enfermedad mental y que había estado ingresado en un centro psiquiátrico.

También afirman que la vieron con vida el martes de la semana pasada, por lo que su hijo la asesinó hace un días y no hace un mes como podría parecer dada la denuncia de su amiga.

La víctima era viuda y tenía otro hijo que no se llevaba bien con el asesino y que no vivían en casa.

“No hay cura para mi locura”

El caníbal, que en el momento en que los agentes entraron en su casa estaba cocinando restos de su madre en una olla y en el horno, tenía una activa vida social y en redes sociales, donde compartía sus propios temas de rap.

Algunos versos rezan “no hay cura para mi locura” o “no se la mierda que digo, pero si te quiero hundir te entierro”.

Sus allegados aseguran que consumían drogas.

Según los agentes, la habría ido diseccionando en la bañera y guisado para limpiar el cadáver.

Partió a su madre en 1.000 pedazos

El asesino, que tras estudiar en el cercano colegio Natividad de Nuestra Señora había realizado cursos de cocina y hostelería, utilizó varios cuchillos para trocear el cadáver de su madre que, además de en seis tuppers, en una olla y en el horno, guardaba en varios cajones.

Allí han aparecido los huesos, la cabeza, manos y pies y parte de la espalda y una pequeña parte del corazón.

No han aparecido el hígado, los pulmones, el estómago ni el páncreas.

El autor confeso del asesinato y descuartizamiento ha ingresado este sábado en prisión sin fianza.

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