Aguirre se enroca: “Todo el mundo es igual ante la ley pero no ante los medios”

Madrid,

L. Torres.- Un día después del suceso en el que se vio implicada la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, tras arrollar la moto de un agente de tráfico que intentaba multarla por haber aparcado en el carril bus de la calle Gran Vía, la política ha asegurado que “no, no y no” ha pensado en dimitir y que si hubiera atropellado a un peatón, en lugar de cometer una infracción de estacionamiento, “estaría peor que (el etarra Josu Uribetxeberria) Bolinaga”.

aguirreAguirre ha ironizado con el hecho de que para “seis agentes de movilidad” una “sexagenaria” como ella sea “gravemente peligrosa”. También ha querido aclarar que en ningún momento los agentes se pusieran “a la par” de su coche pidiendo que parara ya que las calles entre el lugar donde fue multada y las que llevan a su domicilio son todas de “un solo carril”. Ha criticado que los agentes de movilidad acudieran a comisaría junto a la prensa y a su sindicato, y ha cuestionado que “si una persona tiene un ataque de ansiedad por poner una multa a una señora, aunque sea famosa, esté capacitado para ser agente de movilidad”.

Aguirre ha reconocido una y otra vez que hizo mal y cometió una infracción al parar su coche en un carril bus para sacar dinero de un cajero. De hecho, ha lamentado no haber pagado la multa en el momento -“no se me ocurrió”, ha dicho- para que los 200 euros se quedasen en 100 y porque por la tarde le robaron la cartera en la misma Gran Vía. La cartera, ha dicho, se la devolvió la Policía Municipal porque se la encontró un barrendero, aunque sin dinero. “Ayer tuve un día aciago”, ha dicho.

La expresidenta de la Comunidad ha insistido en que no se dio “a la fuga”, sino que se marchó después de “15 o 20 minutos” en los que el agente de movilidad le estuvo pidiendo sucesivos documentos “interrumpiendo el carril bus”, en palabras de Aguirre.

Según su relato, la multa ya estaba puesta y el agente le pidió que se quedara para darle una copia por si quería recurrirla. Ella le respondió que no pensaba recurrir, sino pagarla, y se marchó a su casa. “No me interesaba y cualquiera sabe lo que iba a tardar en escribir la copia”, ha dicho Aguirre.

Ha negado también que arrollase ninguna motocicleta, y ha asegurado que estaba “fatal aparcada” y que sólo la rozó, hasta el punto de que la marca que el incidente ha dejado en su coche es “como el de una uña”. “Decir que he arrollado a alguien es el colmo”, ha insistido.

Además, ha asegurado que cuando los agentes fueron a su casa les dejó claro que su seguro se haría cargo de los desperfectos de la moto, y ha relatado que aunque estuvieron “sus jefes” no pudieron presentar el parte porque “siguen otros métodos”.

La expresidenta madrileña ha dicho que sus abogados estudiarán la denuncia que se ha presentado contra ella por desacato a la autoridad, –no por lesiones, ha precisado– y ha atribuido la relevancia que se está dando al caso a que ella es una persona famosa. En su opinión, este asunto “es ‘bocato di cardinale'” y demuestra que todo el mundo “es igual ante la ley pero no ante los medios de comunicación”.

Aguirre tampoco ve lógico que se esté hablando tanto de su caso “con la que está cayendo, con Bolinaga en prisión domiciliaria”, ha afirmado en alusión al terrorista Josu Uribetxeberria Bolinaga, interrogado el jueves por el juez Ismael Moreno tras interrogarle por el asesinato del guardia civil Antonio Ramos en 1986. “Yo quiero saber qué quiere decir eso de prisión domiciliaria”, ha remachado.

Además, Aguirre ha dicho que le pareció “impropio” que uno de los agentes de movilidad le dijese que si no le gustaba el procedimiento hablase con la alcaldesa, Ana Botella.

Preguntada si había hablado con ella, ha dicho que sí, pero sin dar más detalles. Según ha dicho, le parece “muy bien” que el Ayuntamiento defienda la profesionalidad de los agentes. Y ha recordado que no hay mayor defensora de la Policía que ella misma.

Comentarios

  • De hecho el estado español, que se suele decir “democrático”, tiene sus leyes que proceden de tiempos autoritarios. Es tan ambigua la ley que no puede ser justa, empezando por la constitución.

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