C. Muñoz*.- Durante las últimas semanas, nuestros barrios han vivido nuevas formas de lucha por la dignidad de las personas. Tanto en el distrito de Salamanca como en Retiro, y en otros muchos distritos, hemos asistido a las primeras muestras de escrache que empiezan a desarrollarse en nuestra comunidad y en todo el estado. ¿Y qué es el escrache? Es una acción organizada por ciudadanos que se acercan a los políticos para recordarles que están manteniendo unas leyes criminales contra la mayoría de la ciudadanía a la que deberían amparar. Se les informa de las consecuencias reales y se les señala como culpables si no quieren defender nuestros derechos más fundamentales.
Nuestra sociedad comienza a despertar, y ya parece difícil que vuelvan a mantenernos aletargados durante mucho más tiempo. La situación es crítica para la mayoría, y no hablaré de cifras macro-económicas, ni en el lenguaje de quienes nos están estafando. La situación es crítica porque millones de familias españolas no tienen manera de poder alimentarse ni mantener una vivienda digna por medio de su propio trabajo. El sistema nos dispara en la nuca y nos arroja a las cunetas. Y para colmo pretenden que todo eso no quede a la vista. “Marca España”.
Estamos hablando de una casta política que fomenta que banqueros y accionistas de multinacionales sigan jugando con nuestras vidas, arrebatando sus hogares a familias que han cometido el atroz crimen de perder su trabajo y no poder seguir pagando los inflados precios impuestos por “los mercados” y los bancos para poder tener un suelo sobre el que vivir dignamente.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Stop-desahucios, los movimientos sociales y el apoyo de gran parte de la ciudadanía comenzaron el camino de poner los puntos sobre las íes: vamos a luchar con uñas y dientes porque los derechos humanos más básicos, como el de la vivienda digna, sean respetados. Nos han acorralado, y es momento de revolverse y recordárselo a la cara. A muchos ya nos dan igual las consecuencias de unas leyes escritas por los de arriba para mantener el statu quo.
Y es por ello que considero el ‘escrache’ como un instrumento más de la lucha contra la injusticia. Queremos que nos escuchen y que sepan la situación crítica en que muchos vivimos, con la pérdida de nuestros empleos, de nuestras viviendas, de los derechos sociales para nuestros hijos, es insostenible y debe solucionarse… Queremos que reflexionen y descubran la realidad de quienes no tenemos coches oficiales y están hundiéndonos en el fango de las cunetas hacia las que no quieren mirar, aunque nos han empujado ellos.
Paradójicamente, han intentado criminalizarnos. Ya lo hicieron cuando la Plataforma de Afectados por la Hipoteca acudía a parar desahucios de familias arrojadas a la calle. Nos llamaron delincuentes por ir contra la legislación vigente (¡su criminal legislación!). Pero no lo consiguieron, y la ciudadanía empezó a ver que quizás era más importante mantener familias bajo techo antes que entregar cientos de miles de viviendas vacías a los bancos, para acumularlas y de nuevo sacarlas al mercado de la especulación.
Tampoco están consiguiendo ahora criminalizar los ‘escraches’, y la ciudadanía da muestras de apoyo masivo a este instrumento de cambio social. El cambio en la opinión pública lo he podido ir comprobando desde que empezamos a acudir a tratar de detener desahucios. La propia policía, los jueces encargados de llevar a cabo los desahucios han terminado comprendiendo, en muchos casos, que no somos criminales quienes acudimos a parar desahucios y a tratar de convencer a algunos políticos de su desapego de las necesidades de la ciudadanía. La ciudadanía está comprendiendo que el crimen llega desde los despachos de empresarios, banqueros y la casta política del Régimen.
“Sí se puede, pero no quieren”. Un eslogan que no necesita más explicación. Las leyes son las que la sociedad decide ponerse. Si no hacen nada por cambiar estas leyes criminales es porque se niegan a hacerlo, porque aceptan las presiones de quienes se están lucrando con nuestro dolor y nuestras vidas.
Porque hay alternativas, y la Consejería de Vivienda de Andalucía (en manos de Izquierda Unida) lo está demostrando: este viernes entrará en vigor el decreto ley de función social de la vivienda, donde se establece la expropiación temporal por un plazo de tres años del uso de las viviendas que serán desahuciadas de manera inminente “en caso de riesgo de exclusión social o amenaza para la salud física o psíquica de las personas”. Es sólo un paso, pero demuestra que se puede legislar contra los tiburones y en favor de la gente. Sólo hace falta voluntad y apoyo a un proyecto político que defienda los intereses de la mayoría social; nuestros intereses.
* César Muñoz es Coordinador de IU Retiro y Miembro del Consejo Político Regional de Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid.
sorayuca says:
No comulgo con IU, nunca les he votado, nunca he votado de hecho, soy eso que muchos llamaríais antisistema.
Pero desde luego, no se puede decir que “todos los políticos son iguales”
¡¡vivan los escraches!! Si se puede, pero no quieren!
Asamblea Popular de Retiro says:
NO HAGAS ESCRACHE, QUE ESTÁ FEO
De las pocas compensaciones que quedan cuando el deterioro físico avanza, quizá la principal sea la memoria. Sin memoria poco somos, naciendo a cada momento…
Y ahora recuerdo algo de cuando yo era chico y que se me grabó en el alma; desde entonces no ha habido un momento en que no lo tuviese presente, que no me llevase por la senda correcta. Esta es la historia:
Entonces, en aquellos tiempos en los que Jesús decía a sus discípulos cosas, el mundo ilustrado se movía bajo los dominios de Heliogábalo, tal vez el emperador romano más transgresor, más auténtico, más salvaje, más déspota…
Pero no es de Heliogábalo de quien me acuerdo, es de un periodo muy corto, apenas un número en el circo de Roma.
Los que no lo habéis vivido aquello, sabed que no eran infrecuentes los espectáculos, bueno, como el futbol más o menos ahora, pero con más variedad.
El circo tenía (y todavía se conservan sus ruinas) una infraestructura muy importante, una parte de la cual incluía un foso en el que se podían enterrar a distintos seres vivos (muchas veces humanos, pero no siempre). Este foso desapareció como consecuencia de los hechos que voy a relatar y de él solo se conservan algunas referencias.
Un día de espectáculo, jueves, cuando el público entró y ocupó sus localidades (como ahora, los ricos en sombra y con canapés y los pobres, al puro sol y agradecidos de haber encontrado asiento en la reventa), se encontró con el escenario ya montado: pleno sol, era mediodía y en el centro del albero, la cabeza de un hombre, un cristiano, con el resto del cuerpo, bajo el cuello, enterrado. Sus ojos brillaban al sol, sin la más mínima expresión, esperando.
Heliogábalo entra, saluda y es aclamado (eso, ahora, ya no es tan normal, pero entonces era obligado, so pena de poder ser el repuesto del protagonista de la función). Ordena que comience el espectáculo.
Se abren las puertas de los chiqueros y de la oscuridad emerge un león, con toda su melena y unos colmillos… Parsimoniosamente se aproxima a la cabeza, que, a lo lejos, parece muy pequeña…
Llegado, lanza la garra, con sus uñas como cuchillas… pero, sorpresa, la cabeza inmóvil se echa de lado y esquiva, Se nota la tensión, pero no el miedo. El león también se extraña, pero insiste. Nuevo zarpazo… y nuevo quiebro a la muerte.
Así se pasa la escena una y diez veces sin que se vea el final. El personal asiste expectante y emocionado. Cada ofensiva desencadena un murmullo que se viene abajo cuando zarpa hace aire.
Pero en una de estas, la cabeza no solo esquiva, sino que, en un alarde de sangre fría y reflejos, tira un mordisco que hace carne. La garra queda aprisionada y el león, incrédulo, inmóvil.
También la incredulidad y el estupor alcanzaron al graderío, desde el que se empieza a alzar un murmullo, al principio ininteligible. El murmullo se hace alarido, pero no se comprende. No tiene forma, pero, en un instante, todo cuadra, las gargantas sintonizan y se acoplan y los oídos pierden su sordera. El grito toma forma y llega muy lejos; “CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”.”CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”.”CRISTIANO, CABRÓN, JUEGA LIMPIO”. Cristiano, cabrón, juega limpio…
Ante una unanimidad tal como la que se produce, Heliogábalo no tiene más remedio que, complacido, señalar con el pulgar hacia abajo, murmurando “que le corten la cabeza” (esto es de Alicia y lo decía la reina de corazones, pero casa bien).
Y ahí aprendí yo que, seas cristiano, moro, inmigrante o (¿por qué buscar más tipos?) simplemente pobre, lo importante es saber quién manda, cuál es tu papel y hacerlo con corrección sin pretender desmarcarte y agredir a un pobre león.
No hagas “escrache”, que es violencia contra un pobre diputado.
ASAMBLEA POPULAR DE RETIRO
http://www.retiro.tomalosbarrios.net
R Frutos says:
No entiendo ná!. Pero usted-es, a quién apoya-n. ¿Al león o al cristiano?. ¿Heliogábalo es Rajoy o Gallardón?. Que el pueblo atontolinao se equivoca cuando vota, está claro (sobra la evidencia). Mire lo siento, pero su fábula-realidad no me ha ayudado a entender su posición, pero sí que da mucho escalofrío.