Un Ferrari, un Lamborghini, Rolex y un yate pagados con el dinero de todos los madrileños

Madrid,

“Sólo contratamos con esta empresa; no hicimos pagos a estas personas”, “Yo no tenía ni idea de que mi primo (Carlos Martínez-Almeida Morales) había intervenido”, ha dicho el alcalde Almeida este jueves 7 de abril de 2022 en una rueda de prensa preguntado por el polémico contrato firmado por el Ayuntamiento de Madrid durante el pico más alto de la pandemia, gracias al cual Luis Medina Abascal y Alberto Luceño Cerón gastaron más de cuatro millones de euros municipales en relojes y coches de lujo además de un yate.

El Ayuntamiento de Madrid está bajo sospecha, aunque ningún trabajador ni cargo político está siendo investigado por ahora, porque un primo del alcalde fue el que hizo de enlace entre los comisionistas y el Ayuntamiento.

Almeida ha admitido este jueves 7 de abril que su primo se puso en contacto con la Coordinadora General de Presupuestos y Recursos Humanos del Área de Gobierno de Hacienda y Personal del Ayuntamiento de Madrid, para preguntar por la manera en que una empresa podía ofrecer sus servicios. “Se le dijo que lo mejor era ponerse en contacto por correo, algo que Medina hizo los días 18 y 19 de marzo”, asegura el alcalde, que niega ningún trato de favor.

Almeida se siente víctima y afirma que el Ayuntamiento se personará “inmediatamente” como perjudicado en la investigación contra Medina con el objetivo de ejercer todas las acciones que correspondan para que “en caso de que hubiera habido una estafa, el Ayuntamiento de Madrid pueda recuperar el dinero”.

El 9 de agosto de 2021, durante la investigación que habñia comenzado en noviembre de 2020, Almeida estuvo jugando a golf con su primo en Llanes.

La denuncia llegó a la Fiscalía Anticorrupción desde el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (Sepblac), dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos, tras la alerta realizada por las entidades bancarias en las que se ingresaron las suculentas comisiones procedentes de Malasia. En ningún caso fue el Ayuntamiento de Madrid quien dio la voz de alarma.

Almeida, acorralado, se victimiza afirmando que “estoy viendo que los grupos de la izquierda quieren alcanzar el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid a cualquier costa, quieren mi dimisión […] A la izquierda solo interesa triturar carne, hacer picadillo”.

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