La esquiadora paralímpica madrileña Audrey Pascual logra la plata en el Campeonato del Mundo de Esquí Alpino Paralímpico

Madrid,

La esquiadora paralímpica madrileña Audrey Pascual, de 18 años, se ha colgado este último fin de semana de enero de 2023 la medalla de plata en la prueba de eslalon especial del Campeonato del Mundo de Esquí Alpino Paralímpico, que se ha celebrado en la estación de Espot (Lérida) convirtiéndose así en subcampeona del mundo de eslalon.

Cuando nació, los médicos no sabían si su malformación era compatible con la vida.  Finalmente, todo quedó en una malformación ósea y tras varias operaciones, Audrey comenzó a caminar con la ayuda de unas prótesis a los tres años.

Le encantaba la velocidad. Su padre la llevaba en una silla en la parte trasera de la bici y ya entonces repetía una y otra vez: “¡Más rápido ‘papi!”.

Con cuatro años, pidió un patinete para bajar por las cuestas y sus padres se lo regalaron. “No le hemos puesto nunca ningún límite. En vez de ser protectores le hemos dejado probar todo lo que se proponía”.

De niña montaba a caballo y practicaba natación, mientras su prima esquiaba. Tanto le apasionaba escuchar a su prima que en 2015 probó el mono-ski, una disciplina en la que el esquiador va sentado en un asiento sujeto a un soporte unido a un solo esquí. Poco a poco empezó a dominar la técnica sin ayuda de nadie hasta acabar entregada al esquí alpino adaptado.

Tenía un talento innato, un gran equilibrio, un control absoluto de su cuerpo y un tronco superior muy fuerte, en buena parte gracias a todos los años que se pasó haciendo largos en una piscina. Las dos primeras temporadas se hizo con el galardón a mejor promesa. En 2017, su tercer año, compitió en la Copa de España quedando segunda en su modalidad y participó en el Campeonato de España donde ganó la medalla de oro en slalom y la de plata en gigante, ambas en la categoría de mujer silla. El próximo mes de abril pretende repetir sus hazañas y por el momento en este 2018 ya se proclamó campeona del Trofeo Fundación Jesús Serra disputado en Baqueira Beret.

A pesar de todos sus triunfos, todavía le quedan muchos retos que superar. Su ambición es infinita: “Quiero llenar mi habitación de trofeos y cuando tenga 16 ir a unos juegos olímpicos”, confiesa Audrey. Para lograr sus objetivos cuenta con el apoyo de los miembros de la Fundación ‘También’, a los que sus progenitores llaman “los padres de invierno” por la cantidad de tiempo que pasan con la pequeña campeona, y con un truco para no ponerse nerviosa mientras baja por las pistas en las competiciones: “Voy cantando y mientras sigo el ritmo de la música siento la velocidad”.

Además de medallas, el esquí le ha dado la oportunidad de socializar y hacerse amiga de todos sus compañeros de competición. En su vida fuera de la montañas casi no le da tiempo ni de ver la televisión. Pasa una semana en el cole y la otra esquiando. Dedica las horas libres a estudiar de forma intensa para sacar muy buenas notas y volver a subirse a su mono-ski rosa con los deberes hechos. El camino que ha elegido es sacrificado, pero vale la pena: su madre asegura que cada vez que le toca volver a la nieve, a Audrey se le abren los ojos como platos, lo que demuestra su gran ilusión.

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