S. R.- Cualquiera con más de 140.000 euros podía tener en su casa una escultura como la que luce desde 1986 en la Plaza Dalí, frente al Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Éste era el precio de salida de la subasta de la pieza de bronce ‘Homenaje a Newton’ de 128 centímetros, firmada por Salvador Dalí, numerada (E.A.) y con marca de fundición de los Talleres CAPA, en Arganda del Rey, Madrid, que tuvo lugar el pasado 18 de enero en la casa de subastas Ansorena. Pero nadie pujó por ella, a pesar de que de esta obra únicamente se han realizado seis ejemplares y sólo éste se conserva en España.
Constituía una primicia, al ser la primera vez que esta escultura se subastaba en España, pero la noticia no fue tal. Ningún coleccionista quiso hacerse con esta obra de arte que es idéntica al modelo original en cera creado en base a los bocetos y diseños realizados por el Maestro Dalí, plasmando en volumen el personaje de la obra pictórica de Dalí ‘Fosfène de Laporte. 1932’.
Fue fundida por Capa en 1988 bajo la supervisión del propio DALI, en frecuentes viajes realizados por Capa a Torre Galatea, Figueras, Gerona. Esta escultura es en escala menor, la que aparece en la Plaza Dalí, de Madrid, inaugurada en 1986, integrada por el conjunto monumental de 13.30 m. de altura con un Dolmen de granito sobre el que se alza la misma escultura, pero de 4 metros.
Es la única plaza en el mundo a la que Dalí prestó su nombre y su genio creador. La simbología de esta escultura es bien conocida. Dalí rinde un homenaje a Isaac Newton, descubridor de las leyes de la gravedad. La línea de plomo que representa la caída de la manzana es sustituida por Dalí por una pequeña esfera de metal, que representa el orden natural del universo regido por las complejas leyes de la atracción sideral.
Se dice que Newton reflexionó sobre la existencia de la ley de la gravedad cuando descansando bajo un árbol le cayó en la cabeza una manzana. Y Dalí le rinde homenaje porque este hecho propició la formulación de las leyes de la gravedad.
El artista utiliza a Newton como mero vehículo de expresión de su inspiración, desprovisto de su humano contexto, introduciendo en el centro de la figura dos orificios, en la cabeza y torso, carentes de órganos y dejando solo la cáscara del metal como símbolo… De esta forma, el concepto terrenal se esfuma para poner de relieve el carácter permanente e inmutable de las Leyes de la gravedad.
Réplica de la escultura que preside la Plaza Dalí
El dolmen urbano, de 13,13 metros de altura, es el único creado por Salvador Dalí y, además, su última gran obra en vida. Incluye una peana pulida con las letras g,a,l,a, en oro, sobre la que se yergue en bronce una estatua de cuatro metros de Isaac Newton, que sujeta una esfera.
Todo ello enraizaba –hasta la reforma del arquitecto Mangado– en un pavimento radial de granito negro y blanco. El conjunto, según los vecinos de la asociación, simbolizaba la fusión de la materia y el espíritu alentada por el sol, con un enclave inamovible sobre el eje Este-Oeste que sigue el astro justo encima de la plaza.
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Gracias Zona Retiro por éste artículo.
Normal que la gente no puje por esta estatua. La incultura corroe a la humanidad. Cualquier cosa que no sea especular con el arte no se entiende.
Muy sintomático.
Para que esa estatua sea apreciada, primero hay que valorar el conjunto monumental El Dolmen de Dalí y la Plaza de Dalí. En ninguna cabeza cabe que un monumento de esas características fuese conscientemente destruido por el Ayuntamiento de Madrid.
Mientras el Dolmen de Dalí no se reconstruya en su diseño original, se proteja y se de a conocer con convencimiento y orgullo, ningún elemento secundario, copia o referencia al mismo tendrá éxito alguno. No puede ser de otra forma.
¿Llegaremos a 2014, 25 aniversario de la muerte de Dalí, con su testamento gnóstico mutilado?