Madrid sigue sucia y los recortes en servicios de limpieza continúan

Madrid,

C. Linares.- Ya lo denunció hace un mes el portavoz socialista del Ayuntamiento de Madrid: el recorte de dos millones de euros en la contratación del servicio de limpieza (-15% desde junio de 2010) se nota en las calles de la capital. El tijeretazo se aprecia en todos los distritos, incluídos, claro está, Retiro y Salamanca, y los vecinos comienzan a quejarse. Para ellos el PSOE ha previsto un teléfono verde: para que avisen de los puntos sucios que día sí día también no es difícil encontarse en barrios de alto nivel adquisitivo como Salamanca (431 empleados de limpieza) o Tetuán (330), por citar un ejemplo.

Los 26,3 millones de euros menos que el Ayuntamiento se gasta ahora en limpieza se reflejan en las aceras y a los pies de los árboles, que hoy acumulan basura como muestran estas fotografías tomadas esta semana por Zonaretiro.com en el barrio y que hace unos meses apenas se veían, cubiertas por las hojas de los árboles que impedían el correcto filtrado de las lluvias en las alcantarillas a pie de calzada.

“Los recortes en los presupuestos de limpieza son competencias propias, que no pueden decir que corresponde a otra administración”, recordaba el pasado 14 de septiembre Lizzavetzky, cuando denunció que Gallardón había ordenado la limpieza exprés del barrio Lavapiés, antes de una visita política con prensa.

Un limpiador por cada 508 vecinos

En Madrid trabajan ahora mismo 6.466 limpiadores: uno por cada 508 habitantes empadronados. En verano, fecha de vacaciones de muchos trabajadores que no eran sustituidos a causa del recorte, 2.000 menos, que los vecinos han notado en una menor limpieza de papeleras y de contenedores, ausencia de bolsas de plástico para la recogida de heces de los perros…

Y El País cuenta este fin de semana que los recortes irán más allá. En dos años (cuando concluyen el 80% de los contratos ahora vigentes), el Ayuntamiento unificará en un contrato toda la limpieza de Madrid, que quedará dividida en varias zonas y estos nuevos contratos licitados no evaluarán los recursos empleados por las empresas, sino los resultados obtenidos. Por ejemplo, en vez de controlar el número de operadores que atienden a las llamadas, medirán el tiempo de respuesta y la satisfacción ciudadana.

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