Trashumancia pasada por agua este domingo en Cibeles

Madrid,

F. Mollá.- Empezó en 1994 como un acto simbólico para reivindicar la trashumancia como una forma de ganadería extensiva y sostenible, estrechamente vinculada a valores culturales, ecosistemas y paisajes característicos de la Península Ibérica.

Veintidós años después, el paso de los rebaños por las calles de la ciudad se ha convertido en un ritual del otoño madrileño, que ha tenido lugar este lluvioso domingo 23 de octubre de la mano de mayorales, rabadanes y ganaderos, que han entregado a la alcaldesa 50 maravedís al millar estipulados por la Concordia de 1418 entre los Hombres Buenos de la Mesta y los Procuradores del Concejo de la Villa.

Madrid renueva un año más el compromiso de la capital con un patrimonio único en el mundo: 125.000 km de longitud y 420.000 hectáreas de superficie, protegido desde 1273, ante un público mucho menos numeroso que en ediciones anteriores, debido a la lluvia.

El escenario ha sido por primera vez la plaza de Cibeles. Hasta allí han llegado dos rebaños integrados por algo más de un millar de ovejas y cabras, procedentes de Ávila y Badajoz. Esta mañana han salido de la Casa de Campo y, tras subir por la Cuesta de la Vega y cruzar Bailén, recorrieron la Calle Mayor hasta la Puerta del Sol. Enfilaron después la calle de Alcalá para alcanzar Cibeles desde donde regresaron por el mismo camino a la Casa de Campo. Es la primera vez que los rebaños cierran el recorrido andando ya que, en ocasiones anteriores, el retorno se hacía en camiones.

 

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