Indigentes a las puertas de los antiguos cines Benlliure de Alcalá

Madrid,

P. Rodríguez.- A principios de febrero de este año, los pocos trabajadores que quedaban en la librería Abac, en el número 106 de la calle de Alcalá, cerraron la persiana para hacer inventario y recoger. El cierre de la tienda, anunciado una semana antes a través de varios carteles colocados en los escaparates, se hacía oficial ante la incrédula mirada de varios vecinos que se habían acercado a hacer sus compras.

Eroski, el grupo propietario de esta cadena de librerías, cerraba el local tras un intento fallido de negociación con el propietario del local para rebajar la renta. Hoy, abandonado, el edificio acoge en su entrada decenas de cajas de cartón que hacen las veces de habitación para varios vagabundos que allí se resguardan de noche y lo utilizan como almacén de día.

De unos cines a una librería y al olvido

Abac Benlliure abrió sus puertas en noviembre de 2007, unos meses más tarde de que cerrara el mítico cine que le daba nombre al local, y del que aún se conserva la fachada y el luminoso de neón. Éste era el segundo establecimiento en Madrid de la cadena de Eroski y el tercero de la red al sumar el de Vitoria.

El local contaba con espacios lúdicos para el desempeño de actividades e iniciativas de interés para los consumidores, a saber: un chill-out infantil, pantalla de proyección (a partir de la antigua pantalla del cine de aproximadamente 6m x 7m en su ubicación original) y un rincón de presentaciones de libros y autores. Además, tenía un aula de pruebas y taller en el que se ofertaban distintas actividades.

Con todo, la crisis acabó con esta arriesgada apuesta dejando libre uno de los enclaves comerciales más relevantes de la zona. Quizá la sombra de El Corte Inglés de Goya, situado a escasos metros, fuera y siga siendo demasiado alargada.

Fotos: A. Tezanos

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