P. Rodríguez.- El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) ha interpuesto un recurso contra la licitación de ‘Asistencia técnica para la redacción del proyecto básico y la dirección del proyecto de ejecución, para el acondicionamiento del edificio de uso administrativo sito en la plaza del Marqués de Salamanca nº 8 de Madrid’, en el barrio de Salamanca, para el que se ha establecido un “plazo de presentación de proposiciones insuficiente” para la redacción de la documentación técnica requerida y el establecimiento de unos honorarios profesionales muy inferiores a los que se consideran dignos, acordes y adecuados a la obra a proyectar.
Consideran que los precios ofrecidos por la empresa pública TRAGSA se ha adjudicado la concesión con precios a la baja, perjudiciales para el sector y para los propios ciudadanos que harán frente a un coste cuya efectividad está por determinar.
En su opinión, existe una clara desproporción entre el presupuesto de la obra (de 58 millones de euros para 58.000 metros cuadrados) y los honorarios propuestos. “Desde el Colegio de Arquitectos se tiene constancia por los licitadores que han retirado el CD con la documentación. Esto supone un presupuesto de licitación de casi un 10% de los honorarios de mercado correspondientes a estos trabajos, lo que a muchos licitadores y a nosotros mismos, nos ha hecho pensar que se trataba de un error de un dígito en el importe de la licitación”, indican en su recurso.
Siendo el presupuesto de la obra de 58 millones, los honorarios por los trabajos licitados debían ascender a los 1,3 millones de euros, de acuerdo a los baremos económicos del COAM, paralizados en 2007 por la crisis, pero Tragsa lo licitó por 198.000 euros y finalmente lo adjudicó por 100.000 euros.
Los arquitectos denuncian que Tragsa evita así un procedimiento sujeto a regulación armonizada que debía estar resuelto por el Tribunal de Recursos Contractuales.
El edificio situado en la Plaza del Marqués de Salamanca número 8 fue sede del antiguo Instituto Nacional de Industria (INI) y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
En abril de 2013, el Ministerio de Asuntos Exteriores anunció que volbería a su histórica sede en el barrio de Salamanca. El departamento que dirige José Manuel García-Margallo emitió a última hora de ayer un comunicado en el que anunció que volverá a reunificar a sus 1.300 funcionarios en el Palacete de la Plaza del Marqués de Salamanca, de donde salieron en 2004 después de que un gas tóxico afectara al edificio. En el comunicado, el propio García-Margallo califica de “hecho histórico” recuperar esta sede, por tratarse de un “edificio emblemático y en el corazón de Madrid, que permitirá al ministerio, una vez rehabilitado, volver a contar con una sede mucho más representativa”.
El inmueble, que pertenece a la Dirección General de Patrimonio del Estado, se desalojó a finales de 2005, tras detectar en su interior contaminación por naftaleno, un producto tóxico existente en la impermeabilización de la cubierta. Además, presenta importantes problemas de funcionalidad, según afirmó el Ayuntamiento en 2007, cuando planeó demoler el edificio.
El inmueble se levanta sobre una parcela de 11.166 metros cuadrados de superficie que ocupa la manzana situada entre las calles José Ortega y Gasset, General Pardiñas, Padilla y Príncipe de Vergara. Tiene una edificabilidad de 40.422 metros cuadrados, de los que 9.227 corresponden al palacete. En el nuevo proyecto, la edificabilidad se podrá incrementar en 4.000 metros cuadrados, correspondientes al 10% permitido por la normativa vigente para las dotaciones.
El edificio actual es el resultado de una sucesión de actuaciones inconexas sin entidad propia, y goza de protección diferenciada en tres partes: integral para la parte que hace chaflán con la plaza y que constituye el núcleo del edificio; de carácter estructural el cuerpo que hace esquina con las calles Ortega y Gasset y Padilla y con fachada a General Pardiñas; y de carácter ambiental el volumen delimitado por Príncipe de Vergara, Padilla y General Pardiñas.
No hay constancia de documentación del edificio anterior a 1942, año en que el arquitecto Juan Bautista Esquer realiza un proyecto para adaptar el palacete existente para las oficinas del INI. Desde entonces y hasta los años 80, el edificio ha sufrido multitud de ampliaciones y reformas, dado que tuvo un desarrollo por fases dependiendo, entre otras cosas, de la progresiva adquisición de los solares que constituían la manzana, lo que motivó la falta de unidad de su trazado y distribución.
Del edificio original solo quedan en la actualidad algunas trazas, dado que ya en 1946 se realiza un anteproyecto del edificio principal que transforma el del año 1942. Posteriormente y de manera paulatina se ejecutó la ampliación del mismo hacia las calles General Pardiñas y Padilla.
A partir de 1959 se realizaron importantes reformas para adaptar el edificio de cara a la Exposición Mundial de la Energía que se realizó en 1971 con motivo del trigésimo aniversario del INI. Sucesivamente y hasta los años 80 se realizaron diversas obras de reformas interiores.
El edificio cuenta en la actualidad con escasas comunicaciones verticales: siete escaleras y ascensores constituyen los elementos de circulación vertical de los más de 10.000 metros cuadrados de planta, que resultan insuficientes para cumplir con la legislación vigente en materia de evacuación.
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