S. R.- Abandonado desde hace 60 años, pese a que hace 20 la Comunidad de Madrid lo declaró Monumento de Interés cultural, al Frontón Beti-Jai, en un estado ruinoso, le espera un nuevo futuro gracias a que el Ayuntamiento de Madrid lo ha adquirido con la promesa de protegerlo.
Ubicado en Chamberí, pero contiguo al distrito de Salamanca, las ruinas del famoso frontón se encuentran entre varios edificios, desapercibido para el público, en la calle Márqués de Riscal 7.
La empresa guipuzcoana Tarcosul Gestión S. L., propietaria del mismo, pedía 12 millones por este edificio deportivo del siglo XIX, el único que queda en la capital que queda en Madrid, pero, por su ruinoso estado el consistorio lo valoró en 6.
La construcción en 1894 costó 500.000 pesetas: las que pagó por su construcción el empresario vasco José Arana, que contrató al arquitecto Joaquín Rucoba para su diseño.
Acogió partidos de pelota hasta 1919 y mantuvo su función como estadio hasta 1920. Durante la Guerra Civil hizo las veces de comisaría y posteriormente se cerró el graderío para alquilar el espacio por habitáculos, que albergaron desde un almacén de cervezas y una fábrica de aceitunas hasta una filmoteca y viviendas a modo de corrala.
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