J. E. Villarino.- Hoy no hablaremos del transporte madrileño. Vamos a hacerlo de una “ocurrencia”, bastante discutible, de las autoridades murcianas, que nos trae a la memoria aquellos trueques de las tómbolas de las ferias de nuestra infancia y las tan ansiadas muñecas gorditas y mofletudas llamadas “las chochonas”, intercambiables por cualquiera de otros regalos existentes bajo la lona.
La Región de Murcia va a poner en práctica una iniciativa, vigente solamente durante unas semanas, cuanto menos insólita para potenciar el uso de su tranvía: ni más ni menos que cambiar el coche por un bono vitalicio nominativo para usar gratuitamente dicho modo de transporte. Con esta iniciativa ¿de verdad se pretende descongestionar el tránsito rodado de la capital murciana, cada vez más saturada de vehículos?
Tal y como ha sido enunciada hay algo que no encaja: ¿se trata de una acción promocional, de marketing o bien de una acción que de verdad persigue mitigar el número de coches mal aparcados en la bella ciudad murciana? Porque si el plazo de vigencia para acogerse a esta propuesta es de solamente unas semanas, pocos ciudadanos podrán acogerse a la medida. Entre que se lo piensan, echan sus números, consultan con sus hijos, yernos, etc ya se ha consumido el plazo y pocas adhesiones se podrán contabilizar, con lo cual la medida se queda en una mera llamada de atención sobre el uso del tranvía. La segunda cuestión es que no sólo el coche se utiliza para tranasitar por las ciudades, sino que, quizá, la máxima virtualidad del vehículo privado sea su versatilidad para llegar a los destinos más remotos, donde no llegan la mayoría de otros modos más rígidos -ferrocarril, metro, avión-, a excepción del BUS, que con el coche comparte esta versatilidad.
Por ello, nos maliciamos de que a la medida puedan acogerse aquellas personas que teniendo dos coches, no tengan realmente necesidad de uno de ellos, que será el que se utilice para el trueque con el bono vitalicio. Una manera de sacarle unas perrillas frente a un futuro desguace por tres duros.
No obstante, aconsejamos a los posibles ciudadanos interesados en la oferta que antes visiten a un asesor actuarial para que les eche los cuatro números básicos y capitalice el valor residual neto del coche, frente a los ahorros del bono del tranvía a la edad de la esperanza de vida que fija el INE. Mucho nos tememos que la oferta sólo les resultará ventajosa a aquellos que no tengan necesidad de usar el coche para trabajar u ocio y dispongan de otras personas que les cubran estas otras necesidades de movilidad y que todavía tengan un puñadito de años de teórica vida por delante ¿Y cuántos pueden ser estos casos? Pues, contaditos, un puñaíco, que diría un murciano.
Ojo, no se lo cuenten a nuestro regidor el sr Gallardón, que a lo mejor se apunta y nos monta un escalectric de tranvías del copón en Madrid. Y hasta ahora no le ha dado por ello. Ocurrencias, las justas.