J. E. Villarino.- Si preguntamos a un madrileño qué o cuántos medios de transporte tiene a su disposición, casi con toda seguridad se dejará alguno en el tintero. Dejando a un lado los no mecanizados (a pie, el patín -existen discrepancias de si es mecanizado o no, como le pasa a la barca, basada en la interacción brazo/remo-), podemos citar: el autobús urbano, los autobuses interurbanos (los verdes), Metro, MetroSur, MetroLigero, Cercanías ferroviarias, Taxi, coche compartido, microbús compartido, bus escolar, bus de empresa, barca, avión comercial, people move, jet de alquiler y el todo señor vehículo privado o propio. Quizá también a mí se me olvide alguno.
Respecto de todos ellos podemos hacer dos categorias básicas: individuales o colectivos, o que en el medio viajen uno o unos pocos viajeros, o un número mayor de personas. La segunda categoría se refiere a su titularidad: pública o privada del operador. A veces se tiende a identificar público con colectivo y privado sólo con el coche personal, no siendo eso así. Colectivo es un autobús verde, pero no es público ya que la empresa que lo explota es de titularidad privada. Tendemos a decir que aquellos medios que llevan a un colectivo de gente son públicos y no es así. Pero, más o menos aclarado esto, vamos a una pregunta previa a la que abre este artículo.
¿Quién paga el transporte? Pues una contestación fácil sería: el transporte público, lo pagamos todos y el privado quien lo usa. Bueno, pues no es exactamente así: el transporte público, una parte entre todos y otra el viajero en el billete cuando usa el transporte, y el privado, cada viajero que se sube al medio, también mediante su billete. Siendo esto cierto, no es tampoco del todo cierto ya que en el transporte abunda mucho una cosa que se llaman subvenciones. Y casi todos los modos y medios de transporte, públicos y privados, están subvencionados en nuestro país ya que no sólo el transporte público está subvencionado en aquella parte que el billete no cubre los costes de explotación, sino que también el transporte privado recibe subvenciones del estado, las CC.AA., ayuntamientos, etc. hasta lograr el equilibrio y algo más, en sus cuentas.
La situación en las principales ciudades, según el ‘Observatorio de la Movilidad Metropolitana’ para 2007 era la que recoge la tabla siguiente:
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Financiación del Transporte en las principales Áreas Metropolitanas (Observatorio de la Movilidad Metropolitana)
Como puede observarse, son los sistemas de transporte de Madrid y Barcelona, sea en términos absolutos, sea en euros por habitante, los que requieren mayor volumen de subvención (ojo, que no figuran los correspondientes a Cercanías), siendo el transporte uno de los sectores, sino el más subvencionado (no digamos si se consideraran las infraestructuras que pagan las administraciones).
Como vemos, el transporte público, no público, colectivo, o individual, lo pagamos todos, unos más y otros menos. Una parte, en el billete, aquellos que lo usan, pero otra parte, muy importante, todos los contribuyentes vía subvenciones que les dan a los operadores el estado, las CC.AA., Diputaciones, Cabildos o los Ayuntamientos a los que, a su vez, les hemos dado previamente el dinero.
¿Y es esto justo?, o dicho de otra manera, ¿quién debe pagar el transporte? Pues depende a quién se lo preguntemos: un ciudadano de Madrid o Barcelona, las AM más subvencionadas, nos puede decir, a pesar de ello, que los billetes o los abonos de transporte son caros. Si se lo preguntamos, pongamos por caso, a un vecino de Camarzana de Tera (provincia de Zamora) que sufraga también su parte alícuota de subvención con sus impuestos a todos aquellos sistemas de transporte que reciben subvención, nos diría que es injusto porque contribuye a que los que lo usan paguen menos y él no dispone ni de Metro, ni Cercanías, ni AVEs, ni bus urbano y sólo un modesto autobús que le lleva una vez al día y vuelta a Zamora capital. La respuesta: ustedes mismos, amigos lectores.
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Ilustración: Patri Tezanos (Zonaretiro.com)