L. Torres.- Los coches más limpios serán premiados y los más “sucios”, penalizados. El equipo de Gobierno de Manuela Carmena va a aprobar esta tercera semana de octubre de 2016 una reforma de las tarifas del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) para que los coches más contaminantes paguen una tasa de aparcamiento un 50% más cara que los limpios, cuya tarifa será “bastante más barata”.
La delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, explica en una entrevista con Efe este cambio en las tarifas del SER que la Junta de Gobierno aprobará previsiblemente esta semana, en una nueva tanda de ordenanzas fiscales.
La iniciativa va en la línea de “incentivar por todas partes” el uso de los vehículos limpios, de la misma manera que en el próximo plan de calidad del aire se endurecerá el acceso a las zonas de prioridad residencial (APR) de los vehículos de reparto de mercancías más contaminantes.
“Queremos que la política de aparcamientos, del carga y descarga y en general todos los proyectos incentiven el uso de energías limpias”, explica Inés Sabanés, que en el plan de calidad del aire y contra el cambio climático incluirá una batería de medidas encaminadas a reducir la contaminación del aire en la capital.
En esa misma línea, la directora general de Sostenibilidad y Control Ambiental, Paz Valiente, apunta: “Cuando uno aparca en superficie, si tiene un coche sucio la tarifa será un 50% más cara sobre la que hay ahora, mientras que si tiene un coche limpio será bastante más barata”.
“La idea es que la gente tenga claro, cada vez que aparca en el SER, que paga más porque tiene un coche muy contaminante”, incide Paz Valiente.
Según la normativa actual, pagan un 10% de suplemento de la tarifa base del SER los coches de gasolina matriculados entre el 1997 y el 2000 y los diésel de entre el 2000 y el 2005, mientras que el recargo asciende a un 20% si se trata de coches de gasolina anteriores al 1997 y diésel de antes del 2000.
También hay penalizaciones para los vehículos de transporte de mercancías y autobuses.
En cambio, no pagan por estacionar en el servicio regulado (que ocupa toda la almendra central de Madrid, en el interior del anillo de la M-30) aquellos coches considerados “Cero Emisiones”, es decir, los que no sean de combustión interna (eléctricos, de pila de combustible o de emisiones directas nulas) así como los vehículos eléctricos enchufables PHEV y los eléctricos de rango extendido.
“El Ayuntamiento busca ir reduciendo el uso del vehículo privado porque hay otras alternativas, pero también acudir a las tecnologías limpias para que el efecto del uso del coche sobre la contaminación sea menor”, explica Inés Sabanés, que llama a hacer un uso racional y a ser posible compartido del coche.
En esta línea de reformas, el Consistorio también se comprometerá a renovar su propia flota para que sea limpia y a favorecer hábitos de movilidad no contaminantes entre sus trabajadores, unas medidas que aspiran a que se impulsen también desde las grandes empresas.
Entre esas acciones que a juicio de Inés Sabanés ayudarían a una movilidad más sostenible se encuentra otorgar una mayor flexibilidad en las horas de entrada y salida de los trabajadores para no contribuir a atascos, medidas de fomento del transporte público y el coche compartido así como instalar ‘aparcabicis’ en los edificios municipales.
El Ayuntamiento de Madrid ultima un nuevo plan de calidad del aire con el que aspira a mejorar los niveles de contaminación de la capital, que lleva siete años seguidos incumpliendo los límites de polución establecidos por la Unión Europea.
Por vez primera en la historia de la ciudad, el año pasado se ejecutaron restricciones al tráfico -tanto de velocidad como de aparcamiento- contempladas en el protocolo anticontaminación aprobado en marzo por el Gobierno de Ana Botella.
El equipo de Gobierno de Manuela Carmena endureció ese texto con un nuevo protocolo que rebaja los niveles de polución a partir de los cuales se limita la velocidad, el aparcamiento, o el acceso de los coches al centro y que abre la posibilidad a prohibir circular por la almendra central de la ciudad al 100 % de los vehículos en el caso de que persistan niveles de contaminación altísimos y las previsiones meteorológicas sean malas.