J. E. Villarino*.- En varias ocasiones nos hemos referido a los nefastos criterios de localización de las estaciones de las líneas de alta velocidad. Alejadas de los centros de gravedad urbanos, con tiempos de acceso a las ciudades disuasorios en bastantes casos ya que se gasta en el trayecto estación-ciudad lo que se gana en el resto del recorrido, -todo lo contrario a las ventajas de localización de las estaciones históricas, en el centro de las ciudades- y favorecedoras de la especulación urbanística en el hinterland que se produce entre la urbe y la estación.
En esta ocasión, nos referimos a los costes de estas estaciones. ADIF parace no haberse dado cuenta de la crisis en que vivimos y sigue haciendo faraonadas, contratadas a estudios de refinados e inútiles arquitectos que pasan por ser grandes santones del diseño y la edificación, pero que resultan ser grandes ineptos trabajando la funcionalidad de una estación ferroviaria.
Ya cuesta la vía un riñón, otro los trenes y allí donde se podía ahorrar un poquito, en las estaciones, se sigue despilfarrando. Incluso en aquellas estaciones, en mitad de la nada. No existen proyectos tipo que ahorren costes, no existe modularidad en los elementos, no existe estandarización en las prestaciones, en fin, proyecto subcontratado va y proyecto subcontratado viene. Cuando todo ello lo podrían hacer, y mejor, los competentes técnicos y arquitectos de que dispone ADIF. Ni siquiera es necesaria la omnipresente consultora ministerial INECO.
Aquí van algunos ejemplo: Granada, 423 millones de euros; Murcia 276, Vigo 180, Albacete 48, el innecesario centro de regulación y control de León, a mayor gloria de Zapatero, 15,0; la estación de Loja, 46,7; la intermodal de La Coruña 182 más 5,4 del proyecto; 76,3 millones la intermodal de Orense, más 4 de proyecto; 12 la de Medina del Campo, y así sucesivamente… Y aquí no se acaba el cuento.
Ya nos hemos hartado a decir que no habrá billetes suficientes que amorticen tanta vía, tanto tren y, ahora, tanta estación al estilo gallardoniano. Nadie escarmienta en cabeza ajena y, diríamos que, tampoco en la propia.
Así, por ejemplo, recogemos los datos hechos públicos por el diario Público, facilitados por ADIF: En este ranking de estaciones fantasma, a Tardienta (20.000 viajeros año) le siguen Guadalajara-Yebes (con 80.000 usuarios en 2010), Puente Genil-Herrera (120.000), Antequera-SantaAna (130.000), Huesca (150.000 viajeros) y Calatayud (250.000) de las 20 que componían la red hasta el pasado mes de diciembre, cuando se inauguraron las cuatro de la línea Madrid-Valencia. Algo así como 2.050 viajeros al día, sumando estas seis estaciones. De echarse a llorar.
*José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).