J. E. Villarino*.- Si algo van a ganar los madrileños con la transferencia de Metro de Madrid del Ayuntamiento gallardoniano a la Comunidad es que, en conjunto, algo más barato nos va a salir. Pero como pasa con los exquisitos pimientos de Padrón, que si pican, que si no, -uns sí e outros non-, unos, sí y otros, no, para los madrileños del municipio de Madrid no picarán, ya que a partir de ahora sólo tendrán que pagar una parte de su cuota (parte que hasta ahora tenía el Ayuntamiento en la empresa) mientras que para los madrileños del resto de la provincia sí picarán, ya que tendrán que asumir esos costes, que ya no pagarán los capitalinos y los suyos que ya eran, de por sí, más elevados.
Pero más que a esto, nos referíamos al plan de austeridad con que Esperanza Aguirre va a recibir a Metro en su seno. En Metro, como todo lo que depende del Ayuntamiento, la austeridad y el ahorro más bien brillaban y brillan por su ausencia, acostumbrados a las megalomanías del regidor tales como nuevas sedes palaciegas, mayordomo personal, parques lineales que ya están secos, soterramiento de grandes vías para provocar el efecto llamada sobre el tráfico privado rodado y otras muchas lindezas más. Pero a lo hecho, pecho y, a partir de ahora, a polinizar otras flores a la Carrera de San Jerónimo y, quién sabe, si en otros menesteres.
Y claro, empleados, directivos y sindicatos, sobre todo estos dos últimos, ya están de los nervios. Y para rebajar tensión, qué cosa mejor que leña al mono. Beteta (en la foto) y sindicatos, a la gresca. A Beteta le toca hacer de poli malo, anunciar las medidas y llevarlas a la práctica, incluso en contra de directivos, amigos y compañeros de partido, cosa nada fácil, y a los sindicatos el papel de polis buenos, pero sólo en apariencia, porque están entre sus liberados y los empleados afiliados.
Los sindicatos le echan en cara a Beteta que sobran más de la mitad de los directivos de Metro. Pues, si yo fuese Beteta les echaría en cara a los sindicatos la pasta que a la companía y madrileños nos cuestan sus liberados que son un buen montón y que habrá que dejar en su justo término, al igual que ya se ha hecho en otras instituciones y empresas madrileñas. En medio, como siempre, los indefensos usuarios y empleados que, a buen seguro, son quienes suelen pagar los platos rotos.
Y miren por donde, allá que nos hemos ido a consultar los documentos oficiales de Metro, tales como su Informe de Gestión, Memoria Económica, las Cuentas Oficiales auditadas, el Balance y la Cuenta de Pérdidas y Ganancias y otras más… y nada. De cuántos directivos habitan en la empresa, nada de nada. De cuántos liberados sindicales… ni se sabe, ni se espera que se sepan. Veremos a ver en qué queda todo. Empleados: algo más de 7.600.
* Foto: El Mundo