Los usuarios de Metro de Madrid han sufrido el peor agosto que se recuerda. Un mes vacacional en el que, pese a que ha habido un 60% menos de viajeros que en mismo mes del año pasado, los trenes iban completos sin apenas espacio en hora punta para suerte del Coronavirus, al que le encantan las multitudes, y desgracia de los viajeros, que ataviados con mascarillas no podían mantener la distancia de seguridad que habrían querido conservar para proteger su salud.
Miles de viajeros más se unirán a esta masa de viajeros apretados con motivo de la vuelta al trabajo de septiembre y la solución de Metro a los embotellamientos es reforzar el servicio con 300 maquinistas y un 25% más de trenes. Los sufridores viajeros temen que no sea suficiente.