J. E. Villarino*.- La Comunidad de Madrid, que somos todos los contribuyentes madrileños, destinará un total de 25,6 millones de euros a diversos trabajos de mantenimiento en Metrosur y MetroEste que se realizarán este verano, además de otros en las líneas 5, 6 y 10. Las acciones afectarán a un total de 24 estaciones y 34 kilómetros de túnel de los 300 que tiene actualmente la red de Metro de Madrid.
Llevamos varios días hablando de Metro de Madrid, lamentablemente para mal, porque no puede ser de otra manera. ZonaRetiro ha recogido día a día las múltiples incidencias que se han venido produciendo tiempo ha. Es más, este medio ha puesto gráfico a gráfico, y dato a dato, la desastrosa gestión que ha padecido el suburbano madrileño y la manipulación política a que se ha visto sometido mediante obras, innecesarias unas, faraónicas otras e improvisadas siempre.
Sin ir más lejos, el pasado 27 de marzo, como quien dice hace dos días, una avería en la catenaria, que suministra energía a los trenes, ha obligado a suspender desde primera hora de la mañana el servicio de Metro en la línea 5, entre las estaciones de Ciudad Lineal y Ventas, por un tiempo superior a cuatro horas. Asimismo, la circulación en la línea 9, Príncipe de Vergara y Concha Espina, también llegó a ser interrumpida por causas técnicas.
Ahora toca pagar los vidrios rotos que, como siempre, corren a nuestro cargo. La chapuza constructiva sale, a la corta o a la larga, más bien a la corta, a dar la cara. Y como siempre, no hay un roto sin un descosido: a las chapuzas de origen se une la sequía de mantenimiento que ha padecido la red en estos últimos años.
Metro no ha tenido más remedio que programar para esta primavera-verano una serie de obras de mantenimiento para corregir las deficiencias que han venido detectándose, al tiempo que ocultándose, y que tienen parte de la culpa de las numerosas incidencias en el servicio, que Metro se ha venido negando a reconocer.
Llama curiosamente la atención que en todos los casos las obras fueron construidas en fechas bastante recientes y una vez más se comprueban las consecuencias de la injerencia de la política en las obras e infraestructuras que no deberían tener otro objeto que el servicio a los ciudadanos.
Excepto el tramo Metropolitano-Moncloa que data de 1995, el resto de las actuaciones previstas son de reciente construcción, teniendo en cuenta los plazos de vida útil de este tipo de infraestructuras. Las obras de la línea 10, así como las de Metrosur datan de 2003, poco más de diez años y las de las líneas 5 y 7 de 2007, solamente siete años.
Es evidente que obras que solamente tienen una vida de diez y siete años y necesitan de intervenciones que conllevan el cierre de los servicios es por negligencia de los administradores, es decir de los políticos que las promovieron y luego se desentendieron. Una de dos, o la construcción estuvo plagada de “chapuzas”, o el mantenimiento posterior ha dejado mucho que desear. La realidad es que quizá ambas causas sean ciertas y se den simultáneamente.
A este respecto, hace tiempo se han puesto de moda las prisas de los políticos en inaugurar, acuciados por la torpe visión cortoplacista de las elecciones. Así pasan las cosas que pasan como, por ejemplo, sin ir más lejos, la irresponsabilidad del exministro Blanco López, cuyas prisas han derivado, por las razones conocidas de todos, en la catástrofe del accidente ferroviario de Angrois en Santiago.
Aquí, por estas tierras anduvo otro aprendiz de brujo de tal guisa, el faraónico señor Ruiz Gallardón y su heredera en la presidencia de la CAM, Esperanza Aguirre, bajo sus mandatos se hicieron las ampliaciones de Metro que hoy es necesario reparar.
*José Enrique Villarino, economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).