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10 años de desastrosa gestión de Metro

J. E. Villarino*.- El consejero delegado de Metro de Madrid, Ignacio González Velayos, ha asegurado que las incidencias en el suburbano madrileño han disminuido más de un 40% de 2008 a 2013 y se ha referido a los últimos incidentes como “hechos puntuales”, y ha rechazado las “exageraciones cuyo fin es el desgaste del Gobierno de la Comunidad de Madrid”.

El señor González Velayos, Consejero Delegado de Metro, tiene pocas razones para tirar cohetes y vanagloriarse de su comparecencia de hace unos días en la Asamblea de Madrid.

Señor Gónzalez, yo le voy a decir una docena de cosas que sí son ciertas, porque están sacadas de los datos que su empresa y el Instituto Estadístico de la CAM hacen públicos en sus Memorias, Informes de Gestión y las estadísticas oficiales.

Mire, señor González, una evolución de un decenio con todos los índices más relevantes de la empresa en estado crítico, no son “hechos puntuales” ni “exageraciones”. Le invito a que eche un vistazo a los gráficos y los comentarios que siguen, que resumen la historia más inmediata de la empresa. Nos alegramos de que en 2013 y 2014 las cosas ya vayan muy bien, pero claro, porque usted lo diga, sin datos oficiales, no nos los creemos.

La satisfacción de los clientes, por los suelos…

Según recoge Metro en su Memoria de 2010, la evolución del Índice de Satisfacción del Cliente, no parece que sea muy favorable a los gestores de la Compañía, y prueba de ello es que ustedes mismos ya no hablan para nada de este índice en su Memoria del año 2012. De cualquier manera, la caída en picado de este indicador viene de lejos y no es una cosa que deba atribuirse a hace poco. Esto demuestra una pérdida de confianza de los usuarios en su empresa y que cada vez estamos menos contentos con su gestión.

Da igual que nos diga que las incidencias suben o bajan, sean verdad o mentira los datos, porque las encuestas dicen lo que dicen.

… y las reclamaciones por las nubes

La otra cara de la moneda, o lo que es lo mismo, la variable que recoge la insatisfacción de los viajeros son las reclamaciones que, dicho sea de paso, solamente presentamos cuando ya nos la han jugado no una, sino varias veces. Pues bien, del 2009 al 2012 las reclamaciones han crecido casi 20 puntos porcentuales, sobre todo en el bienio 2011-2012.

Queremos creer que las reclamaciones son por algo, o sea que las cosas no se deben hacer muy bien; es decir, que ciertamente se regatean los recursos necesarios acordes para que éstas y las incidencias que están detrás de ellas, no se produzcan.

El número de viajeros sigue en caída libre 

Dejando a un lado los arañazos de la crisis sobre el empleo y el descenso en las necesidades de movilidad, ya que no hay trabajo o estudios a los que acudir, la caída en las prestaciones, puntualidad, limpiezas, mantenimiento, etc también influyen, y de qué manera, sobre la demanda de viajes de los madrileños en este modo de transporte. El gráfico, lo dice todo.

Metro, cada vez nos cuesta más

Los números rojos en una empresa son el resumen de sus desventuras. Hace años que Metro ha entrado en pérdidas, lo que quiere decir que como lo que pagamos en los billetes, abonos, etc no cubren los costes de esta empresa, los madrileños, año tras año, tenemos que poner más dinero para que este modo de transporte pueda seguir funcionando. Y una de tres: o se sube el precio de los billetes, hasta nivelar los costes y los ingresos, y asumimos que los que usan el Metro son los que lo paguen; o, dos, asumimos que una parte del déficit lo paguen con sus impuestos aún aquellos que no viajan; o tres, se gestiona mejor la empresa, haciendo más, o igual, con menos. Esto último es lo que no se ha hecho y lo que tenemos que exigir a nuestros gobernantes y a nuestros políticos.

La desastrosa gestión del empleo: en 10 años creció la plantilla un 30%

Sorprende que en esta debacle nacional que supone la pérdida de casi seis millones de empleos, del descenso de viajeros, del desapego de los usuarios y tantas cosas negativas más, la empresa haya seguido aumentando plantilla. Más plantilla para menos viajeros. Un sin sentido. Ha sido necesario un generoso ERE sufragado por todos los contribuyentes para poner un parche a esta situación, que todavía dista mucho de ser la que las circunstancias demandan.

… y los gastos de personal un 85%

Como no podía ser menos, los gastos de personal han crecido al unísono con la plantilla de trabajadores, hasta el último ERE, en que la situación de los ingresos, como consecuencia del descenso de viajeros, se hizo insostenible y se hizo inevitable una reducción del número de empleados.

Una simple división nos dice que el coste medio de personal ha sido en 2012 de casi 52.000 euros-año. Pocas empresas se pueden permitir este lujo.

En el quinquenio 2007-2012 la formación ha caído un 60%

Después de doblarse las horas de formación por agente en el quinquenio 2002-2007 (de 43 horas se pasa a 86), a partir de ese año y en el siguiente quinquenio, las horas vuelven a caer hasta un nivel todavía más bajo que el que tenían en 2002.

La dirección de Metro parece haber optado por descapitalizar al capital más importante, que son sus empleados, en una medida sin precedentes y que solo puede calificarse de irracional.

También caen los gastos operacionales

Los gastos operacionales, que son el corazón del funcionamiento de la empresa, han caído en 40 millones entre 2007 y 2012.

Reducir estos gastos es apostar certeramente a que pase lo que ha pasado: que las incidencias han ido a más y la fiabilidad de los trenes y las instalaciones se han ido al garete.

 

Los servicios del exterior (limpieza, estaciones, seguridad, etc) se desploman

Donde los recortes han sido mayores han sido en los gastos exteriores que, prácticamente, comprenden todos los servicios en estaciones, vigilancia, mantenimiento de las instalaciones y otro largo etc de servicios que afectan directamente al confort y calidad del servicio percibida por los viajeros.

La brutal caída de las inversiones es apostar por un auténtico suicidio anticipado de la empresa

Ambos gráficos son suficientemente expresivos. Durante ocho años, hasta 2010, las inversiones de Metro crecieron casi tres veces y media. En los dos años siguientes se desplomaron a una cifra casi testimonial. De 193 millones a cerca de 29. Más de un 85%.

Pero con ser esto muy grave -los datos son del propio Metro- la distribución de las inversiones pone de manifiesto que aspectos esenciales y cruciales de la operación de trenes, figuran a la cola.

En 2012 sólo el 6,46% se destinó a trenes, sólo el 3,42% a actuaciones en recintos, sólo el 2,66 a energía y repetimos, son los datos de Metro, el 0,34% a instalaciones de seguridad.

O la gestión de Metro cambia radicalmente, o con este panorama, el suicidio de Metro de Madrid está servido.

*José Enrique Villarino, economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).

Zonaretiro.com

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