Las furgonetas de distribución de alimentos de menos de 3.500 kilos sin etiqueta ambiental no podrán entrar en Madrid Central a partir del 1 de enero de 2020. Esta medida afecta al 80% de esos vehículos.
La Asociación de Transportistas Autónomos (ATA) ve “imposible” que el sector pueda adaptarse a los nuevos requerimientos ambientales tras esta decisión del Ayuntamiento de Madrid.
Para el transporte madrileño “se abre un horizonte sombrío” después de que en la última Junta de gobierno no se aprobara una moratoria de un año.
En este sentido, han repudiado que “no se dan las condiciones mínimas y necesarias para abordar un cambio de estas características”.
Sobre las ayudas para la renovación de flotas, han señalado que “no está del todo claro quiénes se podrán beneficiar” porque al ser ayudas de carácter municipal “sus destinatarios serán aquellos que estén domiciliados en el término municipal de Madrid” y, en este sentido, han sostenido que la mayoría de los transportistas reside en la periferia.
Las asociaciones de transportistas habían solicitado un “periodo transitorio de adaptación más largo” para hacer frente a las inversiones que requieren la renovación de la flota y alegando “la escasez del mercado de vehículos propulsados por energías alternativas en el sector del transporte de mercancías, así como la nula existencia de puntos de recarga en la vía pública” pero éste no ha sido concedido.