F. Mollá.- La Policía Municipal realizó en 2017 un total de 1.434 pruebas de drogas, de las que 439 dieron positivas (el 30,65). Esto representa que tres de cada diez conductores había consumido algún tipo de estupefaciente.
Seis conductores se negaron a hacerla, desconociendo que negarse a hacer la prueba de drogas o alcoholemia tiene consecuencias más graves que el dar positivo en la misma, salvo que se vean implicados en un accidente.
Así le ocurrió a un conductor que arrojaba 0,46 mililitros de alcohol en sangre (la tasa está en 0,25) en la primera prueba una alcoholemia. Cuando se la repitieron dentro de la furgoneta policial, el infractor la hizo mal en siete ocasiones. Los agentes le informaron de que iba a cometer un delito. De poco le sirvió. En lugar de una sanción de 500 euros y cuatro puntos, ahora se enfrenta a una pena que le puede suponer hasta un año de prisión y la retirada del carné de conducir entre uno y cuatro años.
Más conductores drogados al volante en 2018
Estos datos se han disparado en los tres primeros meses de 2018. De los 118 exámenes efectuados hasta la fecha, 54 han sido positivas (un 45,7%).