J. E. Villarino*.- Ya no sabe uno a qué carta quedarse. Resulta que ahora el tren AVE ya no se privatiza, según ha declarado la ministra de Fomento al diario ABC. Pero tampoco sabemos qué es lo que entiende la ministra por privatizar. Porque lo que la ministra venía diciendo era que, en realidad, no se iba a privatizar nada, sino que lo que se iba a hacer era liberalizar el ferrocarril. Hasta había un calendario, para liberalizar, que se inauguraba el 31 de julio del año en curso.
A estas alturas tampoco sabemos lo que entiende la ministra por liberalizar y privatizar, porque nunca lo ha dicho y, además, el españolito de a pie no entiende de sutilezas lingüísticas y menos si éstas afectan a la escurridiza sintaxis económica.
El calendario no se ha cumplido, porque hasta ahora no se ha liberalizado nada -se iniciaba este proceso con la liberalización de los ruinosos trenes turísticos de Renfe y los heredados de Feve- y las expectativas de hacerlo son cada vez más escasas, porque a nadie le interesa explotar cosas tan ruinosas.
Algunos piensan que las cosas están como están por el paréntesis que en la vida ministerial supuso el desgarrador accidente de Androis, acaparando la atención de sus más directos colaboradores y de ella misma. Nuestras fuentes nos dicen que la cosa no es así, que viene de lejos y que alguien se la ganó buena por haber fijado un calendario liberalizador, cuando el interés por este tema estaba ya en baja y las instrucciones apuntaban a dar prioridad al tema de Aena.
A todo esto, la estrategia ferroviaria francesa, explicitada en su plan al año 2030, ha venido a decir que de conexiones de AV Francia- España, nada de nada, hasta allá por el 2027. Parece ser, y no es mal criterio, que los franceses no están tan boyantes como nosotros para permitirse el lujo de hacer más km de alta velocidad y prefieren destinar sus recursos en mejorar lo que hay, incluido lo convencional y las mercancías.
España, líderes en km de Alta Velocidad y colistas en viajeros
Nosotros, en cambio, seguimos erre que erre con AVE para arriba y AVE para abajo, cogida la ministra por promesas electorales que hicieron otros, pero que ella ha asumido no se sabe por qué, mientras las mercancías ferroviarias acabamos de exponer hace pocos días, que están casi desaparecidas y en lo poco que quedan, en manos públicas francesas y alemanas.
¿Por dónde van a subir y bajar nuestros AVEs hacia y desde Europa? La contestación es evidente: los vecinos no están por la labor de ponérnoslo fácil y el modelo de empresas españolas explotadoras en el escenario ferroviario europeo es muy difícil de conseguir. Lo vamos a tener muy complicado para que nuestros trenes hagan servicios a través de vías europeas. Si esto es así, el modelo que queda es el emprendido con el proyecto llave en mano de Arabia Saudí, o el que pueda –ojalá- salir en Brasil, o Rusia.
Tampoco debemos obnubilarnos con crecimientos estratosféricos de la demanda como de los que presume la ministra porque, amén de que ya hemos demostrado que la subida de los viajeros se ha hecho a costa de destrozar la percepción media y perder más dinero, una vez absorbidos e internalizados los nuevos precios, las aguas volverán a su cauce.
En España no hay “chicha” suficiente de movilidad para que de la tarta de la alta velocidad puedan subsistir más de un operador. No digamos ya todos los que, de una forma u otra, han mostrado interés por meterse en este negocio: los Acciona, los ACS, los Ferrovial, los Alsa, los Lara, los CAF y, si les dejasen los SNCF y los DB.
Los políticos no pueden -no deben- tirar piedras y esconder la mano. La ministra debe explicar lo que ella entiende por liberalizar y por privatizar y aclarar que es lo que piensa hacer, para que los agentes económicos tengan marcos fiables de referencia y puedan, a su vez, establecer planes de negocio, que hagan previsibles y factibles sus decisiones de inversión. No se debe seguir jugando al ahora liberalizo, ahora privatizo, ahora no, y así. Lo que tiene que decir se explica en diez minutos y dos hojas de gabinete de prensa.
Iba a decir que como buena gallega, deje ya de subir y bajar al mismo tiempo, pero usted es zamorana, castellana pues, y como buena castellana, ejerza la sobriedad y la claridad. Hasta ahora lo poco avanzado en este proceso es puro papel, pero tiene dos empresas abiertas en canal, unos sindicatos a ver lo que trincan en todo esto y unos futuribles operadores a la expectativa. Ya tiene bastantes bombas de espoletas retardadas para que se le active una más.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).