C. Linares.- La Comunidad de Madrid ha incorporado 14 autobuses propulsados por gas natural comprimido a la flota regional interurbana del Consorcio de Transportes.
Estos nuevos vehículos, en los que se han invertido 3,2 millones de euros, son más ecológicos y menos contaminantes, al ser capaces de reducir las emisiones de CO2 hasta en un 20% y las acústicas hasta un 50%, y ahondan el compromiso de mejora del Medio Ambiente.
Los autocares presentados este lunes 6 de febrero se han incorporado a las líneas interurbanas
– 496 (Fuenlabrada – Moraleja de Enmedio – Arroyomolinos/Xanadú)
– 497 (Leganés/Parque Sur – Moraleja de Enmedio/Las Colinas) y
– 499 (Móstoles – Arroyomolinos).
Con estos 14 nuevos autobuses, el 70% de la flota de la concesión del Consorcio Regional para el transporte interurbano entre Madrid, Leganés y Fuenlabrada (100 vehículos en total) está propulsada por gas natural comprimido.
El año pasado, la Comunidad renovó un total de 162 autocares interurbanos del total de su flota, que cuenta actualmente con 1.823 vehículos, de los que 184 son de gas natural comprimido y 162 son híbridos eléctricos.
Entre las características de los nuevos autobuses destacan las entradas de suelo bajo, con doble rampa eléctrica y manual en su puerta central, para personas con movilidad reducida (PMR); climatizador; espacios reservados para viajeros PMR y para sillas de ruedas; suelo antideslizante e iluminación interior y exterior mediante LEDS; rótulos electrónicos de información de línea, WIFI y cargadores USB para dispositivos móviles, entre otros.
Un millón de toneladas menos de CO2
El uso del transporte público en la Comunidad supuso en 2015 una reducción de un millón de toneladas de CO2 que se hubieran liberado a la atmósfera si la totalidad de los desplazamientos se hubieran realizado en vehículo privado.
Esa cantidad equivale a lo que emitirían 300.000 vehículos durante un año, con un recorrido medio de 20.000 kilómetros por año.
La reducción en las emisiones se explica por tres claves en el transporte de la Comunidad: su alto nivel de electrificación, las elevadas tasas de ocupación y la progresiva modernización de la flota de autobuses por vehículos más eficientes y menos contaminantes.
Los gases de efecto invernadero que, directa o indirectamente, se emitieron a la atmósfera procedentes del transporte público regional ascendieron a 494.728 toneladas de CO2, de las que un 75% correspondió a los modos viarios (autobuses urbanos e interurbanos), un 23% a los ferroviarios (Cercanías, Metro y metros ligeros) y el 2% restante a los intercambiadores.