F. Mollá.- En un rápido juicio de conformidad celebrado este miércoles a puerta cerrada en la Audiencia Provincial de Madrid, la procesada, Grace Estefanía P.T., que está en la cárcel desde el 4 de febrero, ha reconocido los hechos y ha aceptado la condena. La joven, de nacionalidad ecuatoriana, ha entrado y salido llorando de la sección segunda de la Audiencia madrileña mientras sus familiares le daban ánimos.
Fue una “locura juvenil”, han señalado otras fuentes cercanas al caso, que han destacado que el novio no supo en ningún momento las intenciones de la joven. Por su parte, los directores de las sucursales atracadas en las calles de Alcalá, O’Donnell y Alpujarras (Leganés), donde la acusada se presentó armada con un cuchillo, una pistola de plástico y un spray, no han querido hacer ningún tipo de comentario a los medios de comunicación. “No estoy bien”, ha comentado una de las víctimas, aunque ninguna ha tenido que recordar ante los jueces lo sucedido a principios de año al haberse llegado a un acuerdo.
Grace Estefanía P.T. ha sido condenada por dos delitos de robo con intimidación y un delito de detención ilegal por unos hechos que comenzaron la mañana del 27 de enero de este año. La joven acudió a la sucursal del Banco de Sabadell de la calle de Alcalá, en el número 136, donde esgrimió una pistola de plástico y un cuchillo para amenazar al director del banco, a quien puso unos grilletes.
Después, le exigió que le entregara 15.000 euros, pero éste le aseguró que no los tenía, por lo que la procesada le condujo bajo amenaza de un cuchillo y tras apoderarse de su DNI, su permiso de conducir y su teléfono móvil, a ir en taxi con ella hasta una sucursal del mismo banco en el número 37 de la calle de O’Donnell. El hombre entró en el banco y llamó a la policía a pesar de que la acusada le amenazó diciéndole que si no regresaba con el dinero sabía dónde vivía su familia.
Al día siguiente, la joven entró en la sucursal del Banco Santander Central Hispano de la calle Alpujarras donde roció con un aerosol de defensa a la directora de la entidad y, esgrimiendo un cuchillo, le exigió que le diera 6.835 euros, dinero que se llevó.