F. Mollá.- “Estaba dormido y mi madre me despertó para darme la noticia del fallecimiento de mi padre, con quien me unía una gran amistad. Me dejó en un estado de dolor absoluto. Mi madre estaba enferma e hice algo que no había hecho nunca, agredir a una persona y con un objeto contundente. ¿Por qué? Porque no me llevaba bien con ella. Lo hice porque vi que se me había caído una mundo encima y tenía que cuidar a una persona inválida sin recursos. Hice una salvajada increíble y vi la facilidad que tiene el ser humano para matar a otro”.
“No sé lo que se me pasó por la cabeza. La odiaba, pero no hasta el extremo de desear matarla”.
Así ha confesado este lunes 12 de diciembre de 2016 el vecino de la calle Lombia 8, que el 31 de julio de 2015 asesinó a su madre en la vivienda que compartían en el primer día del juicio.
El acusado, que entonces tenía 45 años, atacó con un martillo a su madre, de 72 años y enferma de cáncer, y la golpeó repetidamente con ánimo de quitarle la vida.
De hecho, le causó un shock traumático hemorrágico que desembocó en su muerte en el acto.
Él mismo llamó por teléfono a la Policía, confesó que había matado a su madre y esperó a los agentes que acudieron a su casa para detenerlo.
El fiscal considera a Fernando Luis autor de un delito de homicidio, con las circunstancias agravantes de que la víctima era una persona especialmente vulnerable por razón de su edad y del parentesco que les unía y la atenuante de la confesión de los hechos.