Este domingo 1 de septiembre de 2019 los vecinos de un bajo de Ciudad Lineal que desprendía un terrible hedor dieron aviso a la Policía. Hasta ese día pensaban que podría ser una rata muerta al creer que el dueño del piso estaba de vacaciones porque no oían ladrar a su perro, pero al empezar a aparecer insectos y otros bichos, dieron la voz de alerta. Y las sospechas de los vecinos que ya pensaban que se trataba de un cadáver se hicieron realidad: el hedor provenía del cuerpo del inquilino, fallecido unas semanas antes a causa de un cáncer linfático. Su perro, de raza mestiza y tres años de edad, sin agua ni comida, sobrevivió alimentándose del cadáver.
Al llegar la Policía, el perro comenzó a ladrar. Los bomberos cortaron las rejas de una de las ventanas y los agentes se encontraron la terrible escena: el cuerpo estaba en estado de descomposición y de las extremidades del hombre ya sólo quedaban los huesos.
El fallecido tenía 54 años y era cocinero en la cárcel de Valdemoro.
El perro fue trasladado a un centro de La Fortuna.