Madrid. 3 de julio. 15.15 horas. Un madrileño de 51 años empieza a sufrir un infarto mientras conduce una hormigonera. Se le empieza a nublar la vista, le duele el pecho, siente hormigueo en los brazos y le duele encima del codo. Se lo cuenta a su mujer, enfermera, y ésta le indica que son síntomas de infarto. Su compañero de trabajo le acerca al centro de salud más cercano, el que se encuentra a un 1 kilómetro de donde estaban: el de Fuencarral.
Nada más llegar, le toman la temperatura, apuntándole a la frente. ‘36.5’.
El hombre infartado pide ver a un médico.
– Me duele el pecho y tengo hormigueo en los brazos.
– ¿Qué centro de salud le corresponde a usted?
– ¿A mí? Bueno, yo vivo en Pedrezuela.
– Lo siento, vaya a Pedrezuela.
El tiempo corría en su contra y ante aquella omisión de socorro, el hombre murió de infarto de miocardio.
Lo cuenta El Mundo.