El empleado del Hospital de Alcorcón acusado de intentar asfixiar a una paciente mientras dormía “llevaba dos años sin control judicial con el riesgo que eso entraña. Quedó como ‘un enfermo civil’ al que no se le puede obligar ni a tratarse ni a medicarse”, según el psiquiatra forense que le diagnosticó una esquizofrenia paranoidea cuando cometió sus dos anteriores asesinatos.
Quedó en libertad en 2007, el detenido quedó en libertad tras cumplir condena en la prisión y psiquiátrico de Fontcalent (Alicante), donde se le diagnosticó que sufría esquizofrenia. La condena por el asesinato de Valeriana de la Fuente, su primera víctima, incluía 20 años de medida de seguridad, de las que diez estuvo bajo internamiento y otras diez bajo tratamiento ambulatorio.