C. Muñoz.- En estas semanas hemos vivido una nueva demostración de que el neoliberalismo, último desarrollo del sistema capitalista, influye de manera directa en la vida en los barrios y pueblos. Ellos nos seguirán vendiendo las virtudes de la privatización de servicios públicos, pero estamos obligados a abrir los ojos y demostrarles que mienten.
Cada vez resulta más obvio cuál es la causa de que las aulas escolares vayan perdiendo medios, las causas de que los enfermos sean aparcados en camillas de los pasillos de los hospitales públicos… Pero las políticas neoliberales en Madrid afectan a cada ámbito de nuestras vidas, incluso a algo tan importante para una gran ciudad como es el cuidado de los jardines urbanos, que hacen un poco más habitable y sana (física y mentalmente) nuestra cotidianidad.
En los últimos meses hemos comprobado un paulatino deterioro de nuestros jardínes, patrimonio necesario de los madrileños: no sólo el estado, cada vez más abandonado, sino incluso los graves accidentes que hemos sufrido, parecen consecuencias evidentes de la privatización de la jardinería municipal, los ajustes de plantilla y el desmontaje del servicio público.
Ya denunciamos que Madrid prescindiría de decenas de jardineros a causa del Expediente de Regulación Temporal de Empleo que afecta a 1.750 trabajadores. Los nuevos contratos integrales pasteleados entre Partido Popular y las grandes multinacionales han ocasionado recortes de personal que terminamos pagando los de siempre: los ciudadanos, que cada vez recibimos menos servicios públicos de todo tipo, mientras un grupo de saqueadores se llenan las arcas con grandes contratos, recortes de plantilla y reducción de servicios.
No sólo asistimos a la trágica muerte de un hombre de 38 años por el desprendimiento de un árbol en el parque del Buen Retiro, sino que la suerte ha hecho que desprendimientos en Vallecas, Fuencarral-El Pardo, Villaverde y el distrito de Retiro no hayan dejado más muertos, aunque sí heridos, como la niña de siete años que recibió recientemente el impacto por el último desprendimiento en el distrito de Retiro.
La falta de efectivos es una causa directa y está llevándonos a una situación nueva y extremadamente peligrosa en Madrid en muchas décadas. También ha afectado seriamente a estos sucesos, el desmantelamiento del cuerpo específico de jardineros que se dedicaba al mantenimiento del arbolado en la vía pública desde 2001, primero reducido drásticamente y finalmente eliminado. Una ‘gestión eficiente’, nos dijeron.
Los neoliberales se llenan la boca con los discursos de la eficiencia de sus políticas… ¿es eficiente la muerte por aplastamiento mientras uno pasea tranquilamente por un parque? ¿son eficientes las graves heridas ocasionadas a la niña de siete años? ¿o la plaga, sobre la que no se actúa, en el arbolado de Villaverde, que puede llevarnos a una nueva tragedia? ¿de verdad era eficiencia eliminar el cuerpo de mantenimiento del arbolado urbano? ¿Quiénes salen ganando eficiencia aquí, los oligarcas de los grandes contratos integrales o los madrileños?
Nosotros sólo hemos ganado paro, precariedad, ciudades descuidadas y cada vez más peligrosas, menos habitables y menos humanas… Ni los accidentes continuados son casualidades, ni el descuido de nuestros jardines, ni los cada vez mayores beneficios de los oligopolios y los cada vez menores servicios de los que disfrutamos la gente.