Madrid-Las Vegas: ¡hagan juego!

Madrid,

J. A. Plaza.- En estos idus de Marzo que se nos escapan entre los dedos ha surgido la noticia del millonario americano que quiere traer a nuestros madriles el escaparate del lujo americano, el espejo de Las Vegas en Europa. El pragmatismo al que nos obliga esta puñetera crisis induce a aceptar situaciones y proyectos aparentemente poco estéticos o incluso mal parecidos desde el punto de vista de las tradiciones de una sociedad, pero que producen riqueza e incrementan esa cosa tan nimia -sólo son tres letras- llamada PIB, que mide nuestros recursos.

Que el lujo hortera y excesivo que se implantó hace medio siglo en el Desierto de Nevada (qué términos tan contradictorios) sirve como patio de recreo a la América profunda es una obviedad. Que nosotros sabemos hacer las cosas con mejor gusto es muy posible. Pero que alguien más venga a inyectar un proyecto dotado con 15.000 millones de dólares en estos momentos de restricción, creando 200.000 empleos de una vez, es altamente improbable. Todavía resuena en mis oídos la lección magistral que recibí hace años de Don Juan Velarde sobre la posibilidad de cambiar los melonares españoles por campos de golf y que al cabo de los años se demostró de lo más acertada. ¿Qué decisión es estratégicamente más adecuada para un país: mantener tres sembrados, cuyo producto podemos importar del país vecino a euro la tonelada, o implantar un campo de golf que desarrolla un turismo de alto standing con todo lo que ello conlleva -hoteles, restaurantes, chalets, comercio…-?

Por supuesto que hay que exigir a nuestras autoridades el máximo rigor y la máxima transparencia en el desarrollo de este proyecto, como en el de las demás multinacionales que se implantan en nuestro país; en éste con más rigor aún si cabe, dados los precedentes que acumulamos, desde aquellos Strauss y Perl de los años 30 que con su fiasco únicamente nos legaron la palabra estraperlo, hasta el proyecto de la Gran Scala en los desérticos Monegros que ya nunca veremos. No es cuestión de escandalizarse por un quítame allá esta excepción a la ley del tabaco, pero sí que tendrá que estudiar al máximo la letra pequeña del acuerdo el Consejero Percival Manglano. Tampoco es cuestión de ponernos finolis con la fiscalidad: el porcentaje reducido de una cantidad elevada es mejor que el porcentaje fijo de nada. Eso sí, controlando los flujos monetarios para evitar posibles lavados de dinero negro.

Lo que sí parece claro es que han influido decisivamente en la elección de Madrid como sede de este macrocomplejo turístico las cifras que ofrecemos: con un PIB per cápita de 32.000 €, superior en un 135% al de la media de la Unión Europea, Madrid se sitúa entre las 25 regiones mas ricas del continente. Además lidera la economía española, con un crecimiento del 2,8% y un incremento poblacional del 22% en los últimos 13 años. O sea, que a pesar de la crisis, parece que todavía hay gonela disponible para el ocio, o eso es lo que opina el magnante Adelson, promotor del proyecto. Tampoco es ajena a la cuestión el espíritu liberal que impregna nuestra Comunidad a diferencia de otras, más absolutistas y a las que cualquier proyecto tiene que adaptarse o caer: luego se quejarán de que no atraen inversiones por la mala influencia de los centralistas, olvidando que las lenguas vernáculas son un coste de transacción para cualquier economía y que el exceso de regulación lastra las iniciativas empresariales.

Llama la atención también la oposición que desde los medios transmiten diversos colectivos como la plataforma de desempleados del 15M, Ecologistas en Acción o el sindicato CCOO. ¿Cómo protestar contra un proyecto que ofrece empleo? ¿Es mejor evitar que se realicen inversiones extranjeras en Madrid? Desde luego, siempre hay opiniones para todos los gustos, pero como leí hace poco en un comentario a este blog, los hippies nunca han hecho prosperar ninguna economía de ningún país por sicodélico que éste fuese, incluido el nuestro, que hace poco ha pasado por una etapa flowerpower. En esto de la economía no vale fumarse los brotes verdes y ver conexiones planetarias entre líderes mundiales donde no existen: hay que tener los pies en el suelo y aprovechar las oportunidades que surgen.

España es un país de turismo. Es nuestra primera industria nacional y, tras el descenso a los infiernos del sector de la construcción, es de las pocas que lideramos a nivel internacional. No debe darnos vergüenza explotarla y una vez que nos hemos convertido en el balneario de Europa, avancemos por esta senda de prosperidad. Estamos sentados plácidamente sobre las dádivas divinas de una climatología adecuada y unas coordenadas GPS óptimas; aprovechémoslas, son gratuitas.

 *Jose Antonio Plaza Rivero es vocal vecino de la Junta Municipal de Salamanca y Jefe de Área en la Consejería de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.

Comentarios

  • Union Jack says:

    Un artículo muy acertado. La cruda realidad de la economía y la sociedad madrileña se enfrenta, en esta realista reflexión, a la disyuntiva que supone la implantación de este macroproyecto en nuestra región.
    Seguramente todos hemos reflexionado, en nuestro fuero interno, sobre la moralidad de este tipo de empresas, en las que concurren toda una serie de valores, tanto positivos como negativos. Este es mi único motivo de duda sobre la implantación de este macro casino.
    Sin embargo, no he tenido noticias (al menos en lo que yo he podido leer o escuchar) de que ningún grupo de presión (que efectivamente lo son) se haya planteado este tema, la moralidad del juego. Sólo les preocupa el medio ambiente (los posibles lugares elegidos para la ubicación del casino son casi secarrales), el blanqueo de dinero (ya les gustaría a ellos tener dinero para blanquear), la delincuencia a gran escala (España ya es paraíso de esta delincuencia)…a lo mejor es que hay cosas que hay que arreglar en España al margen del casino ¿no?

  • El monsergas says:

    Pues yo estoy de acuerdo con el autor del articulo. En España no estaremos acostumbrados a los casinos, pero hace unos años tampoico teniamos parque temáticos y ahora todas las ciudades quieren el suyo. Y además, no hay mas que ver como están a reventar los casinos de cualquier ciudad asiática o de los barcos americanos, donde sí está pemitido el juego. Y eso es lo que nos interesa: turismo japonés o americano del que trae pasta fresca para dejársela en nuestra ciudad. Yo no veo mas que ventajas aunque siempre habrá gente que vea las cosas al revés. Los mismos a los que cualquier cosa nueva les dá sarpullidos, salvo que se les ocurra a ellos, claro.

  • Completamente de acuerdo. Las Vegas madrileñas son una oportunidad que no debemos desaprovechar. No a cualquier precio. Es un atisbo de luz en la situación de oscuridad en la que nos encontramos, y podría permitir un cambio en la confianza de algunos consumidores. Bienvenido Mr. Marshall.

  • Sin duda este es un tema polémico, y ya sabemos lo que nos gusta polemizar en España. Estoy de acuerdo con el autor en que lo mejor es ser prágmatico. La industria nº 1 en España es el turismo/hostelería, este proyecto potencia esa línea, pues bienvenido sea. Eso si, creo que hay que pedir a los promotores que moderen sus demandas, no debemos aceptar el “todo vale” pero tampoco andarnos con remilgos.

  • Juanma GG says:

    Creo que se está equivocando a la gente y en muchos casos de forma deliberada. Se habla únicamente de un macrocasino cuando éste es sólo una parte del proyecto total. De las posesiones del magnate Adelson en Las Vegas (cuidadín José Antonio, no sé si te ha jugado una mala pasada el subconsciente pero en tu texto aparece “magnante”) los casinos son una parte minoritaria. Posee también hoteles, centros de convenciones y salas de ocio de todo tipo (cines, teatros, exposiciones…) además del juego. El proyecto de Madrid-Las Vegas es exactamente igual; el casino del que únicamente se habla es sólo una parte del proyecto total que incluye hoteles, centros de convenciones e infinidad de locales de ocio distintos del juego. Un proyecto de una inversión fabulosa y de unas perspectivas de empleo y de aumento del PIB madrileño más que apetecibles.

    Las críticas se justifican también por un puritanismo muy comprensible: el juego atrae la droga y la prostitución y la delincuencia… algo absolutamente lógico pero muy discutible. En primer lugar porque, como ya he comentado, el proyecto es mucho más que un casino y lo que se generará será un enorme enclave de todo tipo de ocio, no sólo para adultos y no sólo de juego. Y en segundo lugar porque la lógica hay que apoyarla con datos. En Torrelodones, población que alberga el único Casino de Madrid, no hay mayor delincuencia, prostitución o droga que en sus vecinas Las Matas, Las Rozas o Villalba, y aquí no hay ningún centro de ocio, se trata de un único casino.

    Las condiciones que impone el Sr. Adelson son también lógicas (no digo razonables, que todo es discutible). Cuando uno va a comprar un coche intenta que le regalen las alfombrillas, la silla del bebé o el radiocasete. Imaginemos lo que se puede pedir cuando uno va a hacer una inversión y un desembolso de este calibre. Supongo que en nuestras autoridades está negociar los porcentajes fiscales, la aplicación de la ley antitabaco (quizás el único acierto del gobierno socialista en 8 años) y cuantos flecos estén aún pendientes, pero no pueden dejar escapar esta oportunidad. En mi opinión se trata de algo previsiblemente muy beneficioso para Madrid.

  • María Pilar says:

    Estoy de acuerdo con el autor y con el comentario de Juanma, sobre todo cuando el propio Adelson ha declarado que en el proyecto español a diferencia de Las Vegas, el casino no es el centro de todo, si no que “el cliente tendría que buscar expresamente el casino.”

    Por cierto, si Adelson se inclina por Madrid no es sólo por las medidas económicas liberalizadoras. Es por la enseñanza bilingüe, la red de hospitales y de Metro. No sé si finalmente se construirá en Madrid, pero para mi ya es un triunfo saber que la educación, sanidad y transporte madrileño han sido valorados muy positivamente y objeto de elogio. Gracias a todos los que lo hacéis posible.

  • Ana Valiente says:

    Bienvenido Mr. Marshall

    Ya está descrito todo en nuestros textos más clásicos, y sin embargo nos seguimos deslumbrando cuando llega un “inversor”, del otro lado del Atlántico, con dólares para despertar nuestra pueblerina admiración.

    Porque, y solo por referirnos al caso más cercano y más similar, ¿son más fiables los cálculos de este Eurovegas que aquéllos por los que se instaló el Parque de la Warner? Solamente recordar algunos datos de este Parque. Se calculó que podía tener más de 10 millones de visitantes al año, y apenas alcanza el millón. El dinero confesado que la Comunidad de Madrid soltó directamente para el proyecto fueron más de 250 millones de euros. ¿Cuánto dinero enterró Caja Madrid, RENFE, Ministerio de Fomento….? ¿Se ha hablado alguna vez del impacto de este Parque sobre el empleo, sobre el PIB…?

    Si nuestro articulista (y otras autoridades) hubiesen recibido una lección magistral distinta del profesor Velarde, como por ejemplo que junto al melonar se hubiese podido montar una industria agroalimentaria y un centro de investigación asociado al mismo, tal vez otro gallo nos cantara. Mientras sigamos instalados en el “que inventen ellos” y sigamos pensando que esto se soluciona con sol y salarios bajos (el de los trabajadores de la hostelería de los casinos de Mr. Edelson, el de los jardineros de los campos de golf de Velarde, no el de los consejeros de los distintos consejos de administración que se montarán) seguiremos sin ser verdaderos dueños de nuestro destino.

  • Se suele decir que a los ‘ciegos’ el árbol les impide ver el bosque, pero en el caso del PP está claro que el bosque les impide ver el árbol…

  • Mi sensación es similar a la que expresa”Ana Valiente”. Eso de que la primera industria española sea el turismo me sigue sin gustar. Primero porque no denota cambio alguno en la economía del país desde tiempos inmemoriales y segundo porque ninguno de mis amigos más cercanos con estudios universitarios superiores trabaja en el sector, con lo que la situación no da buenas perspectivas a los jóvenes estudiantes con mejores curriculums….Así que mientras los americanos llegan a “Madrid del Río”, a los españolitos bien preparados nos toca hacer las maletas.
    Mejor algo que ná…pero si pudiese elegir….

  • José Antonio, de acuerdo con tu artículo. Desde luego debemos controlar y vigilar este macroproyecto si finalmente se lleva a cabo, pero al igual que con cualquier otra empresa en actividad. Ni más, ni menos.
    Respecto a la magistral película mencionada por “Ana Valiente”, es cierto que corremos el riesgo de ilusionarnos con algo que viene del otro lado del charco, ofreciendo dólares a diestro y siniestro y es verdad que los modelos financieros de inversiones pasadas como la que menciona (y otras muchas, muy españolas…) han fallado, fallarán y nos costarán dinero. Los planes financieros es lo que tienen. Que a veces aciertan y a veces no. Y a “toro pasado” es muy fácil ver los defectos y los “evidentes” fallos de un modelo financiero (al igual que es muy fácil acertar una quiniela de quince el lunes por la noche…).
    Pero no podemos demonizar cualquier futuro proyecto ilusionante para una región y para un país en ruina argumentando ruinas anteriores y citando al magnifíco Berlanga (cineasta) como si fuera un premio Nobel de economía. Y tomando ventaja del manido Marshall, no olvidemos que por España el “Plan” pasó de largo, pero que fue fundamental para reconstruir una Europa destruida por la guerra (una guerra en la que, salvo aventuras más o menos pintorescas, no participamos).
    Por último, José Antonio, estoy completamente alineado contigo, con Velarde, sus melonares y sus campos de golf. Probablemete la sugerencia en este blog de instalar una industria agroalimentaria y un centro de investigación asociado al mismo hubiera tenido muchas menos posibilidades de éxito que el campo de golf y todas las posibilidades de consumir los mismo dineros (o más) de la Comunidad de Madrid que la Warner.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *