P. Rodríguez.- Cristina Cifuentes ha prometido este jueves 25 de junio de 2015 el cargo como presidenta de la Comunidad de Madrid en un acto en la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional, en el que ha estado arropada por siete ministros, entre ellos la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, además de sus cuatro antecesores en el cargo: Joaquín Leguina, Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre e Ignacio González.
Cifuentes ha asegurado que “hoy empieza un proyecto nuevo y un tiempo nuevo”, desde el “reconocimiento” a la labor de sus antecesores “pero sin ataduras hacia nada y hacia nadie”.
En su primer discurso tras tomar posesión, arropada por siete miembros del Gobierno y varios más de la dirección del PP, la presidenta madrileña ha prometido que “la independencia de la institución va a estar por encima siempre de la visión partidaria” en su tarea de gobierno.
Cristina Cifuentes ha expresado su “gratitud a todos los madrileños sin excepción”, también a los que no le han votado, y les ha garantizado que va a “gobernar para todos sin sectarismos, sin dogmatismos y sin exclusiones”.
A su juicio, el proyecto que representa es “el que requiere esta Comunidad”, que en su opinión “tiene un futuro brillante y prometedor”.
“No hay motivo para el desaliento, no puede haber motivos tampoco para el descanso mientras hay 475.184 madrileños, personas que se encuentran en paro“, ha afirmado la presidenta regional, que se ha dirigido a ellos personalmente: “cada uno de vosotros sois una voz que me obliga a trabajar para poner fin a una situación que es un drama personal pero también un drama social”.
“Tenéis que saber que voy a luchar por todos y cada uno de vosotros para que tengáis ese trabajo que merecéis”, un trabajo, ha subrayado, “digno” y para cuya consecución va a dedicar, ha manifestado, “todos los recursos públicos”.
Y todo ello lo quiere hacer, como ha dicho muchas veces, “desde el diálogo” y el convencimiento de que “las aportaciones de otros partidos pueden, deben y van a contribuir decididamente a mejorar las políticas” de los que están al frente de las instituciones.
Al comienzo de su discurso ha tenido un reconocimiento para sus antecesores, Joaquín Leguina, Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre e Ignacio González, y también para las víctimas del terrorismo, que “murieron solo por pensar distinto” y que, “con su sacrificio personal, han logrado que la democracia venza sobre la intolerancia y el dogmatismo”.
Y ha terminado con una referencia a España y a la bandera: “No es necesario que este acto esté presidido por una gran bandera porque yo llevo esa bandera en el corazón”.
En dos momentos de su intervención, la nueva presidenta ha recordado a su familia, primero a su hermana y a su padre fallecidos, éste hace solo unos meses y del que ha dicho que fue su “ejemplo, guía, referente de buen hacer, de humildad, de rectitud y de honestidad”, y después a su madre.