F. Mollá.- La Audiencia Nacional ha impuesto la primera condena contra el exconsejero madrileño y número 2 de Esperanza Aguirre Francisco Granados por el soplo que le dio un guardia civil acerca de la operación Púnica: dos años, uno menos de los que pedía la fiscalía.
Condenados los guardias civiles del soplo
La misma pena (dos años de cárcel) ha recaído en ese agente que le dio el chivatazo, José Manuel Talamino, mientras que para el tercer acusado, José Luis Caro Vinagre, guardia civil en excedencia, la pena ha sido de un año y medio.
La sección primera de lo Penal les considera responsables de un delito de revelación de secretos. En el caso de Granados y de Caro Vinagre es de aprovechamiento de esa revelación, y en el de Talamino, de violación del secreto.
La Fiscalía pedía tres años para Granados y Talamino, y a Caro Vinagre la misma pena que le ha sido impuesta.
La maleta del millón de euros
En el juicio que tuvo lugar el pasado 16 de noviembre, Granados negó que a raíz del supuesto soplo ocultara el dinero encontrado en 2015 en casas de amigos y familiares, entre ellos en la de sus suegros, donde se halló una maleta en un altillo de una habitación con 942.000 euros en billetes.
Dijo que a raíz de destapar la prensa la investigación de unas cuentas en Suiza relacionadas con él y con Marjaliza dimitió en febrero de 2014 y volvió a trabajar en un banco de inversión y ha mantenido que su dinero procedía de su actividad profesional, que “era más que solvente”, ha dicho, y de sus inversiones en bolsa.
Francisco Granados negó que José Manuel Rodríguez Talamino le diera el soplo de que la Unidad Central Operativa (UCO), a la que éste pertenecía, le estaba investigando y aseguró que nadie le dijo “nada de si se había colocado una cámara” frente a la sede de las oficinas de las empresas de David Marjaliza en Pinto (Madrid).
Afirmó que tuvo un encuentro con Talamino el 5 de septiembre de 2014, en las fiestas de Valdemoro (Madrid), en el que le dijo que “había compañeros suyos trabajando” en la localidad.
Admitió que “este comentario tan inocuo” le causó preocupación porque le sonó “a advertencia”, por lo que llamó a Caro, que era amigo de Talamino, para que lo intentase aclarar y él le dijo que le extrañaba que el agente le hubiese dicho esto y que estaría “borracho”.
Negó que intentase confirmar la versión de Talamino con su asesor Caro y que advirtiera a Marjaliza para que ocultara pruebas y dijo éste ya sabía que había una investigación en marcha contra él.
Dijo que en un encuentro que tuvo con él días después, Marjaliza le contó que “llevaba desde 2013 tomando medidas” porque sabía que le estaban investigando y que tenía “los teléfonos pinchados”, por lo que borró “los discos de su oficina” y regularizó el dinero que tenía en el extranjero, pero que creía que eso “no tenía que ver” con Granados.
Sobre sus cuentas en Suiza Granados, dijo que Marjaliza se quedó con esos fondos “mediante un poder”.
Y terminó: “Yo ya no tengo dinero en Suiza y, si su señoría me lo permite, ya en ningún otro país”.