J. E. Villarino*.- No hace muchos días, la ministra de Fomento y el presidente de Renfe, acompañados por César Alierta, el presidente de Telefónica, empresa adjudicataria de la implantación de wifi en trenes y estaciones por importe de 148 millones de euros, escenificaban por el tapadillo una pseudo inauguración de wifi en trenes y estaciones. Mejor dicho, en un tren y dos estaciones.
Un proyecto desde los tiempos de Maricastaña
Hemos oído hablar de wifi en trenes hace, al menos, 15 años y en todo este tiempo no se ha hecho nada. Renfe ha sido incapaz de abordar el tema y se ha gastado una buena cantidad de dinero para nada. A lo ya gastado en estudios, proyectos, consultorías, etc, durante todos estos años, hay que sumar estos nuevos 148 millones.
“Los autobuses de corta, media y larga distancia en España cuentan con conexión a internet desde hace varios años. Los aviones con rutas internacionales y transoceánicas igual. Lo mismo ocurre con los trenes en múltiples países como Reino Unido, Italia o Bélgica ofrecían lo mismo desde hace tiempo. Aquí no lo veremos hasta 2016. ¿Por qué ha tardado tanto en llegar internet a los trenes españoles?” Esto se pregunta, y nosotros también, el digital El Confidencial en su edición del 27/10.
Sigue diciendo EC que “otras empresas ferroviarias europeas llevan ofreciendo wifi desde hace años. Por ejemplo, la línea Thalys que une Países Bajos con otras capitales europeas, usa tecnología de la empresa española Hispasat para que los viajeros se conecten a internet. Los trenes Italo en Italia o Virgin en Reino Unido son otros ejemplos europeos. Al otro lado del charco, la compañía Amtrak también ofrece este tipo de conexiones.
Las empresas de autobuses equipan sus coches con módems 3G y 4G similares a los que se pueden adquirir en las operadoras, aunque capaces de soportar más conexiones al mismo tiempo. La compañía de autobuses ALSA, por ejemplo, lleva ofreciendo desde finales de 2007 wifi en sus autocares”.
La letra pequeña
Lo que ahora se ha “inaugurado”, un equipo en un tren y dos estaciones: Getafe en Madrid y Plaza de Cataluña en Barcelona tiene un tufo a electoralismo en estado puro. Veremos a ver para cuándo va el resto.
La nueva wifi del AVE devolverá al pasajero al Internet de 2004. El internet sin hilos ofrecerá “picos de hasta 80 megabits reales por segundo”, equivalente a 394 kilobits por pasajero. Con los datos medios de ocupación de los trenes (un 64,5% según datos oficiales), la propia página web de Renfe tardará casi 30 segundos en cargarse en un ordenador personal si la mayoría de viajeros hace uso del servicio, según estimaciones de 02B.
“Cuando esté en pleno rendimiento, lo más probable es que el pasajero se lleve una decepción. En su opción básica y gratuita, la wifi ofrecerá una señal muy baja a repartir entre un volumen muy alto de pasajeros.
En Cercanías, el acceso a internet será gratuito durante quince minutos. Después del cuarto de hora de cortesía, la señal se cortará, ya que según Renfe, los pasajeros “no pasan mucho tiempo en las estaciones”.
Mientras tanto, la sequía inversora en otras áreas de la empresa es evidente. Está bien que se doten a las estaciones de servicio wifi para que los viajeros puedan llevar a cabo sus tareas a través de internet mientras esperan la llegada del tren.
Pero, mejor estaría que las estaciones estuviesen limpias, sin las huellas de innumerables actos vandálicos, con las puertas que cierren y abran, con un mínimo de confortabilidad. De todas estas cosas no nos referimos a estaciones perdidas en mitad del campo sino de estaciones más o menos urbanas en líneas de la Comunidad de Madrid.
Es evidente que por las fechas en que el proyecto se ha desempolvado, se trata de un acto electoralista en estado puro al que no se le ha dado el bombo y boato como en otras ocasiones porque la legislación electoral lo prohibe. Aún así, resulta poco elegante que a pocos días de unas elecciones generales se realicen este tipo de actos, máxime cuando lo que se inaugura es humo: de los cientos de trenes y estaciones que tiene el grupo Renfe, se inaugura el wifi en un tren y dos estaciones. Un poco ridículo, ¿no?
* José Enrique Villarino es economista y consultor, experto en Transporte y columnista de Zonaretiro