J. E. Villarino*.- Casi siempre me ha dado buen resultado dibujar o graficar, en la medida que me ha sido posible, las cosas para comprenderlas mejor. Las encuestas sociológicas leídas en bruto, son un pestiño que aburre a las vacas, según el dicho.
El gráfico que comentamos más abajo lo ha realizado un sociólogo a partir de los datos que contiene el barómetro del CIS del pasado mes de abril. Estoy seguro que después de su lectura -mejor, de su observación-, van a entender mejor quién es quién en esto de los votos y cuántos y dónde se sitúan.
Como verán, casi nunca las cosas son negras o blancas, de izquierdas o derechas. En un mismo partido, lo que opinan sus electores se mueve en un abanico de opciones bastante amplio. Afortunadamente los votantes del 24, se decantan por otras opciones que ya no son solamente o PP o Psoe. Rojo o azul. Hay naranja, magenta, violeta, etc. Más cromatismo, más variedad dónde elegir. Y eso, en principio, me parece que es bueno.
El mapa ideológico del voto
Los buenos sociólogos son capaces de sacar buen partido a los datos que nos proporcionan las encuestas del CIS, las que cuentan con más medios y solvencia técnica. A partir del barómetro de abril de 2015, Kiko Llaneras ha confeccionado para el blog ‘El Español’ este gráfico que cruza la autoubicación de dónde nos posicionamos los ciudadanos en una escala de más a la izquierda (1) a más a la derecha (10) con la simpatía-intención de voto por un partido político determinado. El resultado es este esclarecedor gráfico.
Empecemos por el PP: su electorado, que pesa un 16% en intención de voto, se posiciona entre un espacio ideológico que va del 4 (casi insignificante) al 10, es decir desde el centro a la derecha, con una simetría que tiene su máximo en torno al 7.
El Psoe, con una intención de voto del 19%, se mueve en una escala del 1 al 6 (casi insignificante) cubriendo todo el espectro de la izquierda, con los máximos en las posiciones del 4, 3 y 5, respectivamente, con el máximo en el 4. Es decir una ideología mayoritaria de centro-izquierda.
De igual manera, Podemos (15%) ocupa el espectro que va del 1 al 5 aunque repartido de forma bastante homogénea en el espectro citado, con un máximo relativo en el 3, seguido del 2 y el 4. Claramente, la transversalidad que últimamente predica Podemos se queda en posiciones de izquierda, con mayor representatividad en el centro-izquierda.
El espectro ideológico de Ciudadanos va desde el 3 al 8 (bastante insignificante) con los máximos porcentajes de votantes en el 5 y 6. Su electorado se mueve, por tanto, en un amplio espacio que pasa por el centro-izquierda, el centro y el centro-derecha. Es el partido que ocupa mayor espacio de todos los principales contendientes. ¿Es bueno pasar en unos sitios por de derechas y en otros por de izquierdas?, ¿es esa ambigüedad calculada?
De lo que queda de IU, sus simpatizantes se decantan por ubicarse en el espectro que va del 1 al 5, al igual que Podemos y, prácticamente el Psoe, repartidos de forma bastante homogénea por el espectro, con los máximos en el 3, el 2 y el 4, respectivamente.
Finalmente, están aquellos ciudadanos, los que más con el 26%, que no optan por ninguno de los partidos que ocupan mayoritariamente el centro-izquierda, con el máximo en el 5, seguidos del 4, el 3 y el 6, en bastante menor medida. Otro tanto, aunque en menor medida de ciudadanos (7%) podría decirse de la identificación con otras formaciones políticas.
Como se ve, un mapa político bastante distinto al que estábamos acostumbrados hasta ahora, si bien puede saltar hecho añicos la noche del 24 de mayo, dependiendo de lo que hagan los dos grandes convidados de piedra a la que dicen es la gran fiesta de la democracia, que son los hoy indecisos y los abstencionistas, integrados mayoritariamente por aquellos que pasan olímpicamente de votar por estar hastiados y desconfiados de los políticos y la política al uso.
Podemos y Ciudadanos les comen la merienda a los partidos tradicionales
Nada más se hizo publico el batómetro del CIS iba a titular este epígrafe ‘Podemos y Ciudadanos comen por los pies a los partidos tradicionales’ pero poco después fue el propio PP quien dijo de si mismo: “Ciudadanos nos come por los pies”. Nada, que tuve que cambiar pies por merienda.
Si observamos el mapa que pintan los datos del barómetro del CIS del pasado mes de abril, el PP sin Ciudadanos se las va a ver canutas para poder gobernar en un buen puñado de autonomías y ayuntamientos de capitales de primera división.
Los datos son tan tozudos como que el PP no tiene adónde mirar para formar gobiernos si no es a Ciudadanos. Si no se hubiese dedicado a tapar y ningunear a Vox, quizá podría tener en algún sitio un posible aliado, recuperando para la alianza a antiguos votantes suyos, cuyos votos el 24 M se van a quedar durmiendo en el limbo de los justos.
De forma inexorable, Ciudadanos sigue en ascenso, al tiempo que Podemos hace ya algunos meses ha empezado a perder fuelle electoral en un baile de retorno de muchos electores del Psoe que se habían pasado al arrebato de Podemos, a su casa madre. Quizá algo parecido cabría decir de las fugas de Podemos a las propuestas más sensatas y aseadas de Ciudadanos.
Hasta ahora tenemos un bipartidismo que arranca de los inicios de la transición y con los nuevos partidos parece, si los sondeos no se equivocan como en el caso británico, que de bipartidismo pasaremos a cutripartidismo.
En menos de cuatro años el PP ha enviado a hacer gárgaras la mayoría absoluta que más de once millones de electores le dieron en Noviembre de 2011. De entonces acá el único afán de este partido ha sido la economía, jugándose toda la partida a una sola carta. Del resto de lo que iba en su partido, cero patatero de dijo en una ocasión el antecesor de Rajoy, Aznar.
A su lado, el Psoe, muy dado al navajeo cuando menos procede, se ha dedicado a sus luchas internas, muy entretenidas para verlas desde fuera, pero que tocan las narices a su militancia y no digamos a su clientela, que no hay cosa que menos perdonen las parroquias de los partidos que éstos se desangren en luchas intestinas. En definitiva, el Psoe no ha hecho oposición ni nada que se le parezca.
Entre medias, han surgido dos partidos, uno de nuevo cuño, Podemos, y otro con 10 años de experiencia en Cataluña y que recientemente ha dado el salto a la política nacional, que les han robado la merienda no sólo a los dos grandes sino también a IU y UPyD.
A IU, Podemos le ha dejado prácticamente con lo puesto, es decir la vieja guardia que no se resiste a abandonar la sustancia comunista que todavía quieren resucitar, cuando hace años que lleva más muerta que Tutankamon.
Por la otra banda, a UPyD de Rosa Díez que iba de purista, chuleándose con los de Ciudadanos a los que les negaban el pan y la sal y a los que no encontraban con suficiente pedigrí para juntarse, los de A. Rivera les han zampado la merienda, el donuts y la cartera. En estas elecciones parece que van a rascar poca cosa.
Y a partir del 25 de Mayo, ¿qué?
Lo peor, a nuestro juicio, que pueden hacer Podemos o Ciudadanos a partir del 25 de mayo sería pactar con los partidos de toda la vida para compartir gobiernos. Lo que tienen que hacer es pactar programa, programa y programa, que decía el califa Anguita. Y apoyar aquello en lo que estén de acuerdo y dejar de apoyar en lo que no estén de acuerdo. Es decir, pactos muy concretos y muy puntuales. Sólo así será posible hacer otra política y reconducir a los partidos de toda la vida hacia hábitos saludables, alejados de la costra de la corrupción.
Ciudadanos y Podemos deben saber que la próxima legislatura nacional o autonómicas y locales, no van a gobernar en la mayoría de las instituciones y deben de preservarse de la contaminación y el desgaste que produce la tarea de gobierno, máxime si se hace en compañía de socios poco recomendables, como han pasado a ser PP y Psoe.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).