J. E. Villarino*.- Están los estibadores en pie de guerra. Los estibadores son los señores y señoras -después de mucha lucha los estibadores masculinos acabaron aceptando mujeres para este trabajo, que con la mecanización ya no requiere de la penosidad de antaño- que trabajan en los puertos en la carga y descarga de los barcos que en ellos atracan.
¿Cuestión de salarios? No parece, ya que los trabajadores de la estiba gozan de mejores sueldos que otros trabajadores de su misma cualificación, cantidad media que se mueve en torno a los 65.000 euros anuales.
Lo que subyace se mueve por la negativa de estos trabajadores a liberalizar su trabajo, que goza todavía de particularidades gremiales. Los estibadores se niegan a liberalizar el mercado de trabajo de la carga y descarga en los puertos y a que se trasponga a España la legislación europea al respecto.
“Para entender el conflicto hay que tener en cuenta el particular sistema de contratación del sector, el único en España que no está abierto a la libertad de contratación. Las empresas que operan en los puertos públicos no pueden contratar a los trabajadores que deseen sino que deben contratar exclusivamente a trabajadores que formen parte de Sociedades Anónimas de Gestión de trabajadores Portuarios (Sagep). Las empresas, además, están obligadas a participar con capital en las Sagep, por lo que, su contribución es doble.
El Gobierno tiene listo, tras dos años de negociaciones, un Real Decreto ley que establece cambios para los que habrá un plazo de transición de tres años. La norma propone la libertad de contratación y la no obligación de las empresas de estiba de formar parte de una sociedad que suministra los trabajadores. Concluido el periodo de transición, las Sagep podrán liquidarse o convertirse en empresas de trabajo temporal (ETT). Y coexistir con Centros Portuarios de Empleo, que según Puertos del Estado, darán estabilidad al empleo.” (elmundo.es).
La SAGEP es pues un grupo de presión que puede poner en situación crítica a nuestra economía, paralizando todo aquello que entra y sale de nuestros puertos. Sin ir más lejos, 17 factorías de vehículos que hay en nuestro solar, tendrían que parar la producción, con lo que ello supone.
Pasa como con otros varios sindicatos gremiales, a los que hasta ahora nadie ha querido meterles mano y constituyen auténticas islas de privilegios en un atlántico de crisis y sinsabores.
La única solución es que se lleve a cabo el decreto del gobierno, al que la UE ya ha dado el visto bueno y supone homologar, aunque sea parcialmente los deberes y obligaciones que corresponden a un sindicato acorde a los tiempos que corren, dejando en el olvido medievalismos anacrónicos.
Y, ¿Madrid tiene puerto?
Pues sí, aunque no tenga pantalanes frente al mar, sí tiene dársenas, naves, almacenes, grúas, grúas puente, railes de vías y casi todo lo que caracteriza a un puerto marítimo. El puerto de Madrid es un puerto de contenedores y es conocido como el Puerto seco de Madrid y está localizado en Coslada.
Un Puerto Seco es una terminal intermodal de mercancías situada en el interior de un país o región económica que conecta, a través de la red ferroviaria, con el puerto marítimo de origen o destino de los tráficos tratados. De ahí la denominación, de “puerto seco”, al manipular tráficos portuarios en una zona interior.
La intermodalidad es una de la características de un Puerto Seco. Significa combinar diferentes modos o modalidades de formas de transporte, al objeto de hacer más ágil, flexible, fiable y eficiente el transporte de mercancías.
El Puerto Seco de Madrid, es una plataforma intermodal, pues combina el transporte ferroviario, el marítimo y el transporte por carretera. Es una cadena de medios de transporte, es una cadena intermodal que utiliza los mejores medios de transporte para cada una de sus etapas, logrando la eficiencia en la canalización de los flujos de mercancías.
El vehículo que ha permitido la intermodalidad en las cadenas de transporte, y en consecuencia, un crecimiento espectacular en el tráfico internacional de mercancías, es el contenedor. El uso del contenedor se ha impuesto en las cadenas intermodales de transporte ya que facilita su manipulación, la mecanización de los procesos a la vez que minimiza las pérdidas y los daños en la carga.
Esta creciente importancia del tráfico de contenedores, tanto en el tráfico marítimo como en el terrestre, conduce a la especialización y desarrollo de terminales específicamente concebidas para tratar este tipo de mercancías. Y es aquí donde surge la necesidad de un Puerto Seco para Madrid.
Forman parte de la sociedad los cuatro principales puertos peninsulares de contenedores: Algeciras, Barcelona, Bilbao y Valencia.
Por todo lo anterior, hemos querido traer a colación este conflicto que se ha desatado en los puertos españoles, porque, si bien en Madrid, vaya, vaya, no hay playa, sí tiene puerto. Aunque alguien todavía no se lo crea.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, experto en Transporte y columnista de Zonaretiro