J. E. Villarino*.- La semana pasada hemos conocido los resultados de la Encuesta de Población Activa del INE, que recoge los resultados del conjunto del año 2016. Como viene ocurriendo hace ya algunos meses, los resultados de ocupación y empleo han sido relativamente buenos, si bien las nuevas contrataciones parece ser que van perdiendo algo de fuelle, lo que puede presagiar, a su vez, una ralentización de la economía española.
A partir de 2014 se rompe la caída de la población ocupada madrileña, al igual que la española
Uno de los principales datos de la EPA es la estadística de la población ocupada cuya evolución en el último quinquenio vamos a contrastar con otro dato que se obtiene de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral que también lleva a cabo el INE, que se refiere a las horas-mes trabajadas, ambos datos referidos a la Comunidad de Madrid.
Desde que se inició la crisis y hasta enero de 2014 la población madrileña ocupada ha venido descendiendo desde representar casi 3,0 millones en enero de 2011 hasta poco más de 2,6 millones en enero de 2014.
A partir de ahí comienza un nuevo ciclo de recuperación progresiva, con distintos ritmos de crecimiento, que todavía prosigue a día de hoy, a pesar de las elevadas tasas registradas en los últimos meses. Sin embargo, no lo olvidemos, todavía estamos a distancia del nivel de empleo registrado en el inicio de 2011.
No obstante, estos datos encubren otras características, que puestas en relación con la otra estadística citada nos permiten demostrar asertos que muchas veces se dicen sin soporte cuantitativo alguno.
Y con la caída del empleo, cayeron también las horas medias trabajadas
Tanto a efectos económicos como sociales y estadísticos, con ser importante el número de personas empleadas, no es menos importante la cantidad de trabajo llevada a cabo, que está más en relación con la riqueza producida.
En una sociedad, lo que realmente importa es la cantidad de trabajo existente. Y la cantidad de trabajo existente no es otra cosa que el producto del número de personas
que tienen trabajo por las horas que cada trabajador lleva a cabo.
En este sentido, pocas personas pueden hacer mucho trabajo, trabajando muchas horas cada una de ellas, o bien, otro tanto pueden hacer muchas personas trabajando pocas horas cada una de ellas. Esto último es el modelo seguido en Madrid y España, a partir de 2014 en que se produce la recuperación de las tasas de crecimiento económico.
Los nuevos empleos, a diferencia de muchos, no todos, de los que sobrevivieron a la crisis están trabajando menos horas que sus colegas y tienen una menor participación en la tarta del trabajo.
El gráfico anterior representa el número de horas trabajadas por empleado y mes en la Comunidad de Madrid desde enero de 2011 hasta ahora.
Como en el gráfico de las personas ocupadas podemos observar dos partes. La primera, hasta enero de 2014 y, la segunda, hasta hoy. La primera parte se caracteriza por decaer el número de horas trabajadas mes a mes de manera constante. En la segunda, se atempera la caída, pero las horas trabajadas son significativamente inferiores a las del primer ciclo.
Corolario
Como ya hemos dicho, lo importante son las horas trabajadas porque no sólo suponen más producción y más riqueza social sino que se puede dar trabajo a más personas. Pero ello no quiere decir que esto último sea siempre así, ya que, como vemos en el caso que nos ocupa, habiendo menos empleos, también toca cada empleado a menos horas. Son cosas de la crisis: que el crecimiento económico no siempre supone más trabajo, sino el mero reparto de la tarta.
Detrás de los datos está la tan traída y llevada precarización del empleo que es esto: más contratos temporales, más contratos a tiempo parcial y menos salario. Las gráficas anteriores así lo ponen de relieve en lo que se refiere a la duración de los contratos. Otro día hablaremos de qué ha pasado con la cuantía de los salarios, cosa fácil de adivinar.
* José Enrique Villarino es economista y consultor, experto en Transporte y columnista de Zonaretiro