F. Mollá.- La Fundación Mapfre acoge hasta el 10 de septiembre una de las mayores retrospectivas creadas hasta la fecha sobre el trabajo del fotógrafo alemán Albert Renger-Patzsch (1897 – 1966), uno de los mayores representantes de la escuela de la nueva objetividad alemana que rechazaba el expresionismo como movimiento artístico.
El estilo fotográfico de Renger-Patzsch destacó por su sobriedad, aportando una nueva visión a lo que entonces se conocía como fotografía documental. Frente a las anteriores corrientes fotográficas que utilizaban la cámara como un medio al borde de lo poético, Renger-Patzsch trajo consigo un nuevo enfoque –nunca mejor dicho– a la fotografía de corte documental. Imágenes más nítidas, serias y con pulcritud técnica, que no dejaban tanto espacio a la interpretación poética, sino que mostraban un mensaje claro y directo sobre la influencia de nuestro entorno en la vida cotidiana, ayudando así a cambiar nuestra perspectiva y nuestra consciencia sobre todo aquello que nos rodea.
La muestra –dividida en seis partes diferenciadas– recoge gran parte de su ingente producción fotográfica. La más conocida de todas ellas se centra en la publicación del libro Die Welt Ist Schön (El mundo es bello) y su contenido, que recoge detalladamente cada uno de los preceptos fotográficos que establecía el movimiento de la Nueva Fotografía. El poder de la geometría, la pretensión de mostrar con exactitud un objeto o un tema concreto o la importancia de encontrar un sentido compositivo a la imagen son aspectos esenciales en la obra del fotógrafo alemán.
— · —