F. Mollá.- El Real Jardín Botánico del distrito de Retiro ha puesto en marcha un estanque de flora acuática que se ha inaugurado este martes 20 de octubre de 2015 en el marco del 260º aniversario de la creación del Jardín Botánico de Madrid que se cumplía el pasado sábado.
El director del Real Jardín Botánico, Jesús Muñoz, ha señalado con motivo de esta inauguración que, “aunque de forma ocasional se han cultivado algunas plantas acuáticas en los fontines y fuentes del Real Jardín Botánico, existía una demanda creciente por parte de los visitantes de una zona dedicada a las plantas acuáticas y a sus diferentes tipos. Aunque a finales de la década de los años ochenta se pensó en acondicionar un espacio para la flora acuática, no ha sido hasta el año 2014 gracias a la financiación proporcionada por la Fundación Canal de Isabel II, cuando se ha abordado la creación de un estanque para la flora de agua dulce”.
Por su parte el responsable de esta instalación, Santos Cirujano Bracamonte, del Real Jardín Botánico y miembro del Grupo de Investigación del Agua ha explicado que con el estanque se trata de “mostrar al visitante, por un lado, la diversidad de la flora acuática referida a las plantas acuáticas sumergidas, flotantes y emergentes y, por otro, la capacidad que tienen algunas plantas acuáticas para depurar el agua”.
En el estanque se reproduce la vegetación que puede colonizar un humedal poco profundo, donde encontramos en diferentes épocas del año plantas sumergidas (algas del género Chara y diferentes espigas de agua del género Potamogeton); plantas flotantes (helechos de los géneros Azolla y Salvinia, nenúfares del género Nymphaea, milhojas acuáticos del género Myriophyllum, lechugas de agua del género Pistia); plantas emergentes (eneas del género Typha, bayucos, castañuelas y diferentes juncos de laguna de los géneros Schoenoplectus, Bolboschoenus y Butomus); y en los bordes secos diferentes especies de juncos y mentas (de los géneros Scirpoides, Juncus y Mentha).
Ejemplares procedentes de Doñana
La mayor parte de las plantas que crecen en el estanque proceden de diversos humedales españoles. Entre las plantas flotantes destacan los corazones de agua o bocado de rana (Hydrocharis morsus-ranae), una especie en peligro de extinción en la Península Ibérica, que los investigadores del Real Jardín Botánico han reproducido a partir de ejemplares procedentes del Parque Nacional de Doñana.
Asimismo, pueden observarse diferentes plantas que se utilizan para depurar el agua. Algunas emergentes, como las eneas (Typha domingensis) o los lirios amarillos (Iris pseudacorus), que normalmente viven enraizadas en el suelo, si se ponen en flotación aumentan su poder depurador ya que difunden el oxígeno del aire que pasa por su hojas y raíces hacia el agua.
En la trama instalada en el estanque se ha reproducido este novedoso sistema de depuración que permite recircular el agua y mantenerla en buenas condiciones.
El científico Santos Cirujano ha valorado positivamente la creación de este estanque de plantas acuáticas, no solo como un elemento más de disfrute para el visitante al Jardín o como una zona de investigación, “también desde el punto de vista de su utilización como indicador biológico, ya que las plantas acuáticas se consideran buenos referentes de la calidad del agua, y proporcionan un valor indicador a medio y largo plazo. Son sensibles a variaciones físico-químicas e hidromorfológicas en las masas de agua como, por ejemplo, la concentración salina, la eutrofización o el régimen de inundación”.
Diseñado por el conservador del Real Jardín Botánico Mariano Sánchez, el estanque se encuentra perfectamente integrado entre la zona de la huerta y el Jardín de Invierno, junto a la rocalla. Son más de ochenta metros cuadrados construidos en piedra de granito, con una barandilla de acero cortén y una bomba de agua. Su profundidad varía entre los 40 y los 65 centímetros y en él se ha tratado de reproducir la vegetación que puede colonizar un humedal de aguas dulces y someras.
La construcción del estanque se inició en abril de 2014 y las plantaciones de las diferentes especies, que en su mayor parte se cultivaron a partir de ejemplares procedentes de diferentes humedales españoles, se inició un año después, en la primavera de 2015. Durante este último verano se ha estado comprobando a diario la evolución de las plantas introducidas. Precisamente, la mejor época para la observación de las plantas acuáticas se extiende desde junio a septiembre. En estos meses las flores de los nenúfares y demás plantas coexisten con el croar de las ranas y la visita de numerosos insectos, especialmente libélulas.
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