G. Bravo.- “Liquidación total por cierre”. Desde hace unas semanas muchos vecinos se sorprenden al contemplar una lona gigante que avisa del cierre de la sastrería Miguel Cuenca, sita en la esquina de la calle Doctor Castelo con Narváez desde 1944. Sus regentes, Juan Carlos y Rafael, reconocen haber atravesado muchos momentos difíciles durante esas décadas, pero ninguno como este.
La calle Narváez tampoco es la misma que hace tan sólo cuatro meses, antes de las vacaciones de verano. Los locales que no están vacíos se traspasan o liquidan, y los que quedan aseguran estar viviendo el peor momento que recuerdan. Según Juan Carlos Cuenca, la crisis no hecho más que acelerar un destino que ya estaba escrito. “No estamos en tiempos en los que la calidad se valore. Lo queremos rápido. Lo importante ya no es la calidad, pero no sólo en mi trabajo: en todos”, sentencia.
Su sastería es y será un referente para los vecinos, y con su desaparición, Juan Carlos reconoce que su función social se pierde. “A nosotros acude mucha gente mayor cuando tiene un problema porque nos conoce desde hace muchos años. Ningún comercio o franquicia que venga se va a relacionar con ningún habitante del barrio. Hoy en día hay un tipo de comercio diferente y además la gente demanda un tipo de comercio distinto”.
La razón del cierre tiene más que ver con el momento que con el dinero. Todo su personal se jubila y reconoce la dificultad de encontrar un relevo generacional que continúe con el oficio de la sastrería a medida. Por ello, teniendo en cuenta que el local del número 35 de Narváez es suyo, tanto Juan Carlos como su socio esperarán el tiempo necesario para liquidar todo su stock y alquilar su espacio al nuevo comercio que venga, quién sabe si por otros 70 años.
rusa says:
En este comercio se hizo mi marido su traje de novio, en los años 80. Fue un traje de color crudo cruzado. Esta tienda siempre se ha distinguido por su elegancia. Gracias.
Ana G. Frías says:
tiene mucha razón cuando dices que la gente ahora demanda un nuevo tipo de comercio, pero realmente es una pena que los pequeños comercios, donde la gente se preocupaba por lo que te iba a vender o por darte el mejor consejo, se pierdan, aparte de las tertulias con los dueños y los clientes-amigos que también se perderán con esta tienda.
Era un referente para el barrio. os echaremos de menos. a ver quien va a vestir ahora a mi novio.
Con cariño las anitas (L)