Quienes se aventuran con la idea de llevar a cabo su idea para emprender por su cuenta, no siempre tienen todas las ideas claras. Incluso, en el supuesto de contar con la mejor de las ideas, el no saber llevarla a término puede suponer el fracaso. En otras ocasiones, lo que falla es simplemente la falta de capital para poder asumir algún gasto concreto. Es aquí donde resulta muy interesante observar los distintos tipos de financiación que existen en el mercado, como es el caso de los microcréditos que, para cantidades pequeñas de dinero, son muy recomendables. Toma nota de estos consejos que te pueden ayudar a lograr el éxito con tu empresa.
1- Una buena idea es un comienzo esperanzador pero siempre llega el momento en el que hay que dar el siguiente paso: transformarla en realidad. El primer consejo consiste en trasladar todo eso que pasa por la cabeza a limpio y darle forma a través de un plan de empresa. Éste ayudará a perfilar lo que se pretende, se podrán ver las fortalezas y debilidades y servirá para trazar una hoja de ruta, imprescindible para no perder el tiempo.
2- Hay que llevar a cabo un análisis de mercado. Este segundo paso se puede delegar en empresas especializadas en esta tarea, pero es más que recomendable. No basta con tener un buen producto o servicio, también es importante saber a quién dirigirse. El mercado está ahí, pero es clave el enfocarse en el público objetivo porque será el más rentable.
3- No hay que dejar que las finanzas frenen el proyecto. Es muy probable que en los comienzos (cuando todo van a ser gastos) se requiera de financiación. En ocasiones, ni siquiera se trata de mucho dinero, pero es un freno. Los microcréditos son fáciles de obtener. Todo el proceso se puede hacer online. Lo único que se necesita es registrarse; rellenar un breve formulario; saber la cantidad que se requiere (normalmente, hasta unos 300 euros); el plazo en el que se quiere devolver y solicitar el préstamo. En muy poco tiempo se puede contar con ese dinero extra sin dar explicaciones de para qué se va a usar.
4- Aprovecha Internet. Da igual lo que ofrezcas. El mercado ha cambiado y ahora la mayoría de los consumidores, incluso los que compran finalmente en un lugar físico, se informan a través de Internet. El consumidor actual es exigente. Procura darte a conocer y dejar claro qué estás ofreciendo.
5- Cuida la imagen y piensa en un buen nombre. Pueden parecer tareas menores, pero no lo son. La diferencia está en los pequeños detalles, ya que la competencia es alta. Conviene diferenciarse por calidad, precios, servicios… Y el nombre es esencial para que lo retengan en la memoria y lo asocien a lo que se oferta.
6- Analiza a tu competencia. Suele ser extraño contar con un bien o servicio exclusivo en el mundo. Incluso, cuando es así, dura poco. La competencia sirve para saber qué es lo que hacen bien e imitarles y para ver en qué fallan y tomar ventaja.