La temporada colchonera no podía haber empezado de mejor manera. Se había conseguido retener a Antoine Griezmann gracias a una subida importante de salario, la estructura en general también se mantenía saliendo únicamente los futbolistas que no habían demostrado estar al nivel del conjunto rojiblanco como Gameiro, Vrsaljko y Vietto y, además, se había despedido con lágrimas en los ojos a dos de los jugadores históricos del club, Gabi y Fernando Torres.
En lo relativo a las altas, se llegó a superar el tope histórico de fichajes para que se incorporase a la disciplina atlética el francés Thomas Lemar, internacional que costó 70 millones de euros. También se recuperó a uno de los jugadores más prometedores de España, Rodri, que dejaba el Villarreal y firmaba por el equipo de sus amores.
Llegaban también, aunque más discretamente, el delantero Nikola Kalinic, procedente del Milan y con el rol de delantero suplente; Santiago Arias, lateral derecho del PSV holandés por poco más de diez millones; el extremo portugués Gelson Martins, gratis tras haber rescindido su contrato con el Sporting de Portugal, y el portero Antonio Adán del Betis.
Mención aparte merece la extraña jugada del conjunto colchonero con el lateral Jonny Castro, que llegó por una pequeña cantidad económica del Celta de Vigo para automáticamente marcharse al Wolverhampton inglés donde, gracias a su primera parte de la temporada, ha conseguido que el conjunto británico haya decidido hacerse con sus servicios de forma definitiva.
Con este panorama, los aficionados se frotaban las manos y eran capaces de mirar de tú a tú a los grandes favoritos para la Champions League y para LaLiga Santander, sobre todo después de la confianza adquirida tras la emocionante victoria ante el Real Madrid en la Supercopa de Europa.
Precisamente por este quizás exceso de confianza y porque el club ya había ganado diferentes títulos en los años pretéritos, el Atlético y sus aficionados pusieron el ojo en la Champions League, competición que se le había escapado en tres ocasiones de una manera muy dolorosa. Este deseo era aún mayor porque la final se disputará en el Wanda Metropolitano, el nuevo feudo rojiblanco.
Pese a haber hecho una fase de grupos más que aceptable y un espectacular partido en el Wanda ante la Juventus, los errores se encadenaron en el Juventus Stadium y los jugadores del Cholo sufrieron uno de los batacazos más duros de su historia.
Otro mazazo fue la eliminación de la Copa del Rey, aunque al haber sido anterior a la eliminación en Champions League la derrota pasó desapercibida, pero la realidad es que haber caído ante el Girona fue duro para la confianza del equipo y también para la de los aficionados.
En la actualidad, a finales de marzo es triste el panorama para los colchoneros puesto que el único objetivo que existe es el de mantenerse en el segundo puesto y lograr así el subcampeonato.
Es un hecho que, al no tener un objetivo específico, todas las noticias sobre el equipo comienzan a tomar dos direcciones. La primera relativa al técnico y a su equipo, y la segunda al mercado de fichajes donde ya se especula con entradas y salidas.
En lo referente al Cholo Simeone, es sorprendente ver cómo cada vez son más los colchoneros que comienzan a afirmar que el Cholismo, actitud que ha llevado al Atlético de Madrid a la mejor etapa deportiva de su historia, se ha quedado obsoleto. Pese a que las críticas tengan algo de sentido, puesto que la mentalidad defensiva y de repliegue no está dando el resultado esperado, hay que tener en cuenta que los equipos tienen una forma determinada de jugar y que las dinámicas no pueden cambiarse de la noche a la mañana, por lo que, en el caso de que el técnico y sus ayudantes decidan cambiar algo en lo relativo a la táctica tendrá que hacerse con una planificación y, sobre todo, con tiempo.
El otro gran tema que está copando todas las portadas de los periódicos especializados es el de los fichajes, tanto en el apartado de salidas como en el de las entradas. Uno de los nombres que más ha sonado es el de Griezmann, que tras la derrota contra la Juventus parece haberse puesto en el mercado y, teniendo en cuenta las informaciones que se van filtrando, el francés podría haberse arrepentido de no haberse marchado al Barcelona el pasado verano.
Todavía falta mucho, pero todo indica que el astro francés quizás abandone el barco. Esta posibilidad no preocupa demasiado a los aficionados y a los dirigentes del club ya que la posible salida del jugador daría mayor posibilidad económica al conjunto, ya que además de la cantidad que recibirían por él también se ahorrarían las enormes cuantías de su sueldo.
Saúl es otro de los futbolistas que parece estar en la lista de varios conjuntos entre los que destaca el Barcelona y el City de Guardiola, entrenador que viene siguiendo al joven centrocampista desde hace tiempo.
Los que parece que están fuera de la disciplina rojiblanca sin duda alguna son Godín, que termina contrato y parece que pondrá dirección al Inter de Milán; Filipe Luis, que está en el mismo caso que Godín; Lucas, a quien colocan en el Bayern de Múnich por 80 millones, y Juanfran, que aún no está del todo claro qué pasará con él. Quien parece estar meditando si quedarse o irse es Diego Costa, ya que tras el fichaje de Morata y sus problemas de lesiones parece tener la cabeza puesta en China, donde supuestamente le espera una oferta suculenta.
En lo relativo a las llegadas, parece que el que más posibilidades tiene es el mexicano Héctor Herrera, actual jugador del Oporto y que finaliza contrato en verano, por lo que su llegada sería gratis. En esta misma situación está Rabiot, actual jugador del PSG que ha sonado para una infinidad de clubes como el Barcelona o la Juventus, pero que aún no se ha decidido sobre su futuro.
Como se puede ver, el proyecto del Cholo Simeone para esta temporada comenzó bien pero no está terminando ni terminará con los objetivos prefijados a comienzo de campaña y esto repercutirá, con total seguridad, en algunos de los elementos anteriores. Lo que está claro es que este club tiene margen de maniobra y que será capaz de remontar las malas sensaciones para regresar a la lucha por todas las competiciones.