P. Valencia*.- A pesar de los esfuerzos de muchos por aportar al campo del estudio de la inteligencia humana el concepto de las inteligencias múltiples (Howard Gardner), continuamos, sobre todo desde el ámbito educativo, etiquetando a las personas según su brillantez académica.
El sistema educativo actual, en su gran mayoría, está determinado de modo que evalúa la inteligencia como si ésta fuera una capacidad única e incuestionable que describe las destrezas de una persona. De esta manera, no sólo se está describiendo la inteligencia de una persona como algo unitario, como una capacidad específica, sino que además, se está relacionando a la inteligencia humana directamente con el éxito académico.
Esta situación puede clasificar a los alumnos de manera más o menos explícita en los “listos” y “no listos”, con las consecuencias posteriores que esto conlleva tanto para los alumnos como para sus familias.
Las distintas destrezas, capacidades, y habilidades de distinta índole que posee ya sea en potencia o en acto una persona, no están medidas ni valoradas por el sistema educativo. Además, estas capacidades o inteligencias múltiples que pueden ser musicales, artísticas, creativas, emocionales, espaciales, físicas y un largo etcétera, se relacionan al menos en igual medida que las académicas con el éxito global de una persona a lo largo de su vida.
Propongo que desde las familias intentemos no olvidar las otras inteligencias que nuestros hijos poseen o pueden desarrollar. De esta manera, estaremos ayudándoles a manejarse con distintas capacidades en los diferentes ámbitos de la vida, además de valorarles como personas por sus múltiples destrezas, que son, con certeza, muchas más que las académicas.
*Pamela Valencia es psicóloga clínica en Afart Apoyo psicológico y terapia a través del arte.