Integración de tecnologías inteligentes y calidad de vida de las ciudades

Madrid,

Las herramientas digitales se han incorporado a todas las facetas de la cotidianidad. No es exagerado decir que la dinámica de la sociedad actual es imposible sin el soporte de la tecnología. Las demandas de servicios y gestión de las grandes ciudades han impulsado esta transformación, que aún está en proceso. Las ciudades inteligentes son una realidad a medias, de la que apenas vislumbramos la punta del iceberg.

¿Qué son las ciudades inteligentes?

En España, el término “Smart cities” a menudo se asocia con BCN World o Eurovegas. Estos dos megaproyectos planteaban construir complejos urbanísticos, que atrajeran turistas.

También las “Smart Cities” implican ya la introducción del 5G, por ejemplo. Gracias a la amplia cobertura de la red, pronto estará disponible para muchos ciudadanos. Pero, ¿qué beneficios aportará? En primer lugar, tendrá un impacto en la velocidad y el rendimiento de la red. Esto permitirá descargar grandes cantidades de datos muy rápidamente y cargar diferentes páginas “pesadas”, como los juegos de casino, en cuestión de segundos. Esto es especialmente importante en el mundo de los juegos, ya que quieres interactuar con tus sitios web favoritos de forma rápida, eficaz y sin retrasos. De eso se trata el 5G.

Sin embargo, existen iniciativas reales enfocadas en el desarrollo de ciudades inteligentes que han avanzado muchos en los últimos años. Las administraciones públicas y la empresa privada han hecho ingentes inversiones para desarrollar soluciones digitales eficientes que beneficien a la población. Porque, en definitiva, una ciudad inteligente es aquella que utiliza la tecnología para optimizar la dotación y gestión de los servicios.

¿Cómo contribuye la tecnología a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?

Las tecnologías digitales posibilitan un mejor uso de los recursos y una gestión más eficiente de los servicios urbanos. Esto tiene implicaciones en todos los ámbitos y se traducen en soluciones oportunas a las necesidades de la población. Porque el corazón y razón de ser de una ciudad inteligente son las personas, no la innovación. 

Las aplicaciones digitales permiten conocer una amplia cantidad de datos que posibilitan el diseño de políticas públicas mejor enfocadas. Además, la disponibilidad de información en tiempo real puede tener un efecto preventivo o, al menos, acortar los tiempos de respuesta. 

Ejemplos de tecnologías inteligentes aplicadas

Un informe reciente de la consultora McKinsey identifica el impacto de la tecnología inteligente en varias dimensiones de calidad de vida. Algunas de las más relevantes son: 

Seguridad pública

En su análisis se estima que podrían reducirse entre un 8% y un 10% las muertes causadas por la criminalidad. Asimismo, los robos y atracos podrían disminuir entre un 30% y 40%. Estos resultados serían consecuencia de un despliegue más rápido y efectivo de los cuerpos de seguridad. Tanto el mapeo en tiempo real como la vigilancia predictiva y el análisis de los patrones delictivos permitirían evitar muchos de estos incidentes.

Atención de emergencias

La respuesta de los equipos de emergencia podría agilizarse entre un 20 % y un 35 % con el uso de aplicaciones inteligentes. Por un lado, se optimizaría el servicio de los centros de atención telefónica y la coordinación de equipos de emergencia. Además, las unidades de socorro podrían llegar más rápido al lugar de la incidencia, utilizando sistemas de preferencia de movilidad. Esto se refiere, por ejemplo, al control de señales de tráfico para despejar el camino de los vehículos de emergencia.

Las estimaciones de ahorro de tiempo varían según las características, distancias y congestión de las ciudades. El rango va desde los 2 hasta los 17 minutos.

Transporte y movilidad

No solo las unidades de emergencias se beneficiarían de las aplicaciones de movilidad inteligente. Una gestión eficiente del tráfico reduciría la duración de los desplazamientos en los centros urbanos. Y es innegable que esta es ya una preocupación vigente en la mayoría de las ciudades. De hecho, esta es la razón por la que se instalaron las cámaras aéreas de tráfico en Madrid.

Aunada a otras tecnologías inteligentes, podrían reducir los tiempos de desplazamiento entre un 15% y un 20%, para 2025. El potencial de variación depende de la infraestructura de las ciudades, su densidad poblacional y los patrones de movilidad. 

Salud y atención sanitaria

Si hay un campo en el que las aplicaciones digitales se han integrado exitosamente es, sin duda, el de la salud. No solo por las herramientas diagnósticas y de tratamiento que usan los especialistas. También los sistemas de monitoreo de pacientes o de gestión de citas.

La buena noticia para los madrileños es que en los presupuestos se ha apostado por la transformación digital del SERMAS. La gestión integral de teleasistencia permite descongestionar la atención primaria y reducir la carga de salud. De esta manera, los especialistas pueden hacer un seguimiento remoto de los pacientes con afecciones crónicas y prevenir posibles hospitalizaciones.

¿Son viables las tecnologías inteligentes en las ciudades españolas?

Las ciudades inteligentes no tienen por qué ser urbes diseñadas a priori con tecnología de punta. Tampoco es un concepto que se aplique únicamente a las grandes metrópolis. Cualquier asentamiento humano es susceptible de adecuarse a las aplicaciones inteligentes. Será necesario, eso sí, una dotación de recursos suficiente para remodelar y adaptar las infraestructuras. Y, por supuesto, la colaboración y el compromiso de los ciudadanos.

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