El Retiro se queda sin banda sonora: nada de percusiones ni amplificadores

Madrid,

L. Torres.- ¿Imagina un paseo por El Retiro sin música? La escena parece estar cada vez más cercana. La concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, aclaró este martes que la nueva ordenanza del ruido, que se aprobará definitivamente en el pleno del día 25 “prohibirá todas las actuaciones musicales callejeras que incluyan amplificadores o instrumentos de percusión, tales como tambores o platillos”.

A muchos vecinos la nueva normativa les recordará a la instaurada en octubre de 2009, cuando el alcalde Alberto Ruiz Gallardón prohibió las concentraciones de músicos que acudían con tus timbales y yembés a la escalinata que preside el estanque, junto a la estatua de Alfonso XII, siguiendo la Ordenanza de Protección de la Atmósfera contra la contaminación acústica. Hubo reacciones de todo tipo: gente disgustada y gente contenta.

Aquella reacción del Ayuntamiento madrileño se produjo debido a la “gran cantidad de quejas de vecinos y usuarios del parque” que alertaban sobre la “degradación acústica del recinto” y fue bien acogida por los vecinos, que vieron desaparecer lo que parecía ser un punto de encuentro de menudeo de droga, frenado por dos operaciones policiales en las que presuntamente se descubrió que los músicos alertaban a los ‘camellos’ tocando sus instrumentos de un modo determinado.

Sea como fuere, esta próxima normativa nada tiene que ver con estas concentraciones que congregaban a decenas de jóvenes alrededor de los tambores, ya que afectará a todos los músicos individuales que toquen instrumentos de percusión o hagan uso de amplificadores para hacerse oír. Las quejas no se han hecho esperar: ¿ruido de coches sí y de instrumentos no? ¿taladros permitidos y platillos prohibidos? Los detalles de la nueva ordenanza no se harán públicos hasta el 25 de febrero pero ya ha trascendido que las multas ascenderán a los 750 euros y que no incluirán la incautación del instrumento “en ningún caso”, en palabras de Ana Botella.

Fotos: Daniel González y Flavio Crispín (Flickr)

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