V. Ganem*.- Cuando los niños son muy pequeños no pueden expresar verbalmente todas las emociones que sienten a lo largo de su día. Sólo pueden manifestarlas con determinadas acciones (llanto, gestos corporales, risas…); las emociones son muy complejas para ellos y no están preparados para comprenderlas, expresarlas verbalmente y controlarlas.
El juego es una “ventana” a través de la cual podemos ver qué está sintiendo nuestro hijo y lo que más me sorprende de su juego es poder observar como elaboran sus miedos, celos, angustias, amor, ternura y su deseo de ser una personita independiente. Por ejemplo: si tu pequeño va a tener un nuevo hermanito, puedes jugar con él a que le cambian el pañal al muñeco, le ponen crema, le dan de comer, lo arrullan, etc. De esta manera lo estás acompañando y ayudando a que disminuyan los celos que pueden presentarse. Otro ejemplo: si tu pequeño juega con el muñeco con connotaciones “negativas” (le pega, le regaña…), no interrumpas su juego. Esto le ayudará a canalizar estas emociones de una forma sana.
Cuando dejas a tu pequeño jugar con muñecas o a las “cocinitas” le ayudas así:
• Tu hijo podrá resolver problemas de su vida cotidiana.
• Le ayuda a disminuir los celos que puede sentir si viene un hermano en camino.
• Obtiene herramientas y aprende a hacer cosas solo.
• Desarrolla la creatividad y la imaginación.
• Ordena y clasifica los espacios.
• Ayuda al desarrollo del lenguaje.
• Puede expresar sus emociones con libertad (sentimientos ambivalentes, alegría, tristeza, enfado, etc.)
Al dejar a tu hijo que juegue libre, donde representa sus vivencias diarias, le ayudarás a comprender, expresar verbalmente y controlar sus emociones y así crecer poco a poco.
*Valentina Ganem es psicóloga infantil y directora del proyecto Crecer Juntos Con Arte: síguela en su blog y en Facebook.
Rosalba says:
Hola
Mi hijo de 6 años y medio siempre ha jugado con carros y cosas de niño, pero recientemente me ha dicho que le gustaría tener una barbie. La verdad me ha desconcertado y no sé cómo interpretarlo, pues es un niño grande que ya comprende.