A. Pérez*.- Hace pocos días la alcaldesa de Madrid, Ana Botella se refería a Madrid como una ciudad “smart”. Lo hacía a través de una conferencia en un Hotel madrileño ante políticos, empresarios, sindicalistas, etc. Mucho me temo que si empeñan se puede poner de moda esto de la “ciudad inteligente”, que eso es lo que se quiere decir.
Para ilustrar el concepto, Doña Ana se refería a la automatización: semáforos, estaciones medidoras de contaminación, regulación del caudal del río o también a lo cómodo y eficiente que resulta el servicio al público de la administración municipal. Bueno, como vemos, hay para discutir un tiempo.
Al parecer lo que la alcaldesa ha descubierto es el siglo XXI y la existencia de tecnologías que, efectivamente, existen aunque no gracias a la iniciativa política, sino al desarrollo de la investigación y las ciencias, incluidos los heroicos investigadores y científicos españoles.
Con todo, la inteligencia de una ciudad no es la posibilidad de contar con avanzadas tecnologías, pues eso al fin, lo consigue el dinero. La cuestión es si la “ciudad inteligente” supone una vida más agradable y plena de quienes la habitan.
No entraré a debates de programa político. Me refiero a lo que aspiramos como personas. Trabajar, tener un techo, acceder a la formación y atender a nuestra salud; espacio para movernos, un ocio agradable, un futuro razonablemente previsible…no sé, pero creo que la ciudad smart sólo se construye desde la sociedad smart y los gobiernos smart. Seguiré escéptico.
*Ángel Pérez Martínez es portavoz Grupo Municipal Izquierda Unida-Los Verdes
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Ilustración: Patri Tezanos (Zonaretiro.com)